Neuralink Corp., la visionaria startup fundada por Elon Musk en 2017, ha dejado al mundo boquiabierto al realizar su primer implante cerebral en un ser humano. Este hito marca un paso crucial hacia la realización del objetivo de Musk de permitir que las personas controlen las computadoras con la mente. Por primera vez, Musk ha revelado el nombre del dispositivo de implante: “Telepatía”.
Neuralink se ha propuesto construir una interfaz cerebro-computadora que revolucione la vida de las personas con lesiones traumáticas, permitiéndoles operar teléfonos y computadoras utilizando solo sus pensamientos. Este avance no es solo un sueño futurista; se basa en décadas de tecnología destinada a implantar electrodos en cerebros humanos para interpretar señales y tratar afecciones como la parálisis, la epilepsia y la enfermedad de Parkinson.
La aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. para ensayos clínicos en humanos ha allanado el camino para Neuralink, aunque la compañía ha enfrentado críticas por su trabajo quirúrgico en animales. Sin embargo, su dispositivo se destaca por contener más de 1.000 electrodos, apuntando a neuronas individuales para lograr un mayor grado de precisión.
El procedimiento de implantación del chip y otros componentes electrónicos dentro del cráneo del usuario se realiza mediante un robot quirúrgico desarrollado por Neuralink. La comunicación inalámbrica envía datos de señales cerebrales a una aplicación Neuralink, que los decodifica en acciones e intenciones, abriendo la puerta a una variedad de aplicaciones desde asistencia para personas paralizadas hasta ayudar a aquellos con pérdida de audición y visión.
Este primer ensayo en humanos tiene como objetivo definir el diseño adecuado del dispositivo, con la ambición de realizar 11 cirugías este año. Sin embargo, se espera que el camino hacia la comercialización sea largo, con estudios de viabilidad y fundamentales que podrían llevar entre cinco y diez años.
Neuralink, con su audaz visión y avances tecnológicos, está allanando el camino hacia un futuro donde la integración entre humanos y la inteligencia artificial es más que una posibilidad, es una promesa tangible que podría transformar fundamentalmente la forma en que vivimos y interactuamos con la tecnología.