La organización promueve distintas actividades que benefician a más de 100 familias del asentamiento y es beneficiaria del programa social Moirū.
Mbokaja Poty es un asentamiento ubicado en la ciudad de Ayolas con 25 años de existencia. Las mujeres y los hombres del comité se dedican a la producción agrícola y de animales menores para el autoconsumo y la venta de productos de granja, trabajan en parcelas comunitarias o desde sus propias casas y se capacitan en conjunto. Actualmente la comisión trabaja con 130 familias del asentamiento, de las cuales 76 son asociadas.
Uno de los primeros proyectos desarrollados por el comité les permitió obtener los recursos para la construcción de un invernadero que consideran que tiene una doble función: producir plantines para la municipalidad que se encarga de distribuirlos a la comunidad; y producir alimentos durante todo el año para la Feria Agroecológica que organizan, donde venden su producción a la población de Ayolas y a varios distritos de Misiones, y gracias a la cual están enviando sus primeros productos a la capital del país.
Entre las capacitaciones que ofrecen a sus asociados, además del mejoramiento de la producción, proveer semillas y tener el invernadero a disposición para la siembra, también buscan promover nuevas actividades, hacer que cada uno de los asociados se acerque a su vocación y a lo que le apasiona para construir la vida que quieren, más allá de dónde nacieron o qué les enseñaron a hacer.
“Tenemos chicas enseñando fontanería, electricidad, plomería, manejo de maquinarias, peluquería, confección y gastronomía; todos servicios que se buscan en la comunidad”. ‘Nosotras derrocamos ese tabú, que los campesinos sólo servimos para trabajar la tierra; acá buscamos hacer conexiones con sus vocaciones reales, que se desarrollen dentro del área que les apasiona”, comenta para Moirū, Beatriz Rodríguez, Presidenta de la organización.
La mayoría de las integrantes de la Comisión Directiva son mujeres ingenieras, que dedican su tiempo de manera voluntaria por amor a la causa. Son 20 mujeres que se encargan de capacitar al resto de los integrantes de la asociación. “Si otras mujeres se quieren sumar, pueden hacerlo, siempre y cuando respeten el reglamento interno, donde fomentamos la disciplina, el orden, las buenas maneras, tenemos un aporte social y poca tolerancia con las llegadas tardías”, agregó Beatriz.
Podemos ver casos de mujeres que llegan a Mbokaja Poty por proyectos pagos de consultoría por corto tiempo, pero que se quedan formando parte de la comunidad una vez que el contrato se termina en papeles. “Acá no hay competencia, acá buscamos sumar”, contó Norma Orué, una de las consultoras de la Servicio Nacional de Promoción Profesional (SNPP) que se siente parte del equipo.
Impacto en la comunidad y la intersectorialidad. La fórmula del comité pequeño activando dentro de la asociación es un patrón que vemos que se repite, y sumado a la articulación con varias instituciones, en este caso la Municipalidad, la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y la SNPP, ayuda a acceder a mejores condiciones y oportunidades de forma sostenida, lo que se traduce en una mayor participación por parte del comité.
“Creemos que el éxito de Mbokaja Poty además depende de que se pueden ver los resultados y esto hace que el resto del equipo se motive, que la comunidad entera participe”, afirma Beatriz.

Nota original por: Gustavo Setrini, Mónica Rios, Cristhian Parra, Sady Sarquis*, Denise Genit* para PNUD Paraguay