- Por Claudia Palazón.
- Estratega de comunicaciones
Imaginemos una empresa. La misma, convoca a una reunión de planificación de su año en términos de marketing y difusión. Se reúnen los gerentes administrativos, de marketing, los equipos de diseño y definen acciones a realizar mes a mes, siguiendo dos criterios: ver qué salió bien el año anterior y volver a repetirlo: así como mirar cuándo son las fechas conmemorativas comerciales que les permitan subirse a la ola y definir qué acciones realizar para cada una de ellas. Habiendo proyectado el año, terminó la reunión. Y se dieron por satisfechos los presentes.
¿Qué se hubiese hecho distinto, si se incorporase la estrategia de comunicación a la conversación? El hecho de dejar de pensar en la operativa, sino pensar en la visión en general: qué decimos vender y cómo lo hacemos; qué servicios o productos tienen mejor receptividad en los clientes; qué podemos hacer para cuidar a nuestros clientes que ya confían en nosotros; cómo estamos difundiendo nuestros productos o servicios, en qué canales y con qué presupuesto. Y estas preguntas son solamente por citar como ejemplo.
Esto quiere decir que, si una empresa invierte en estrategia, está invirtiendo en la optimización de sus recursos sí, a largo plazo en primer lugar, porque está pensando en su sobrevivencia en el tiempo. Pero es importante abrir los ojos y ver que también se está ahorrando a corto plazo, porque no hay que inventar mes a mes acciones para llamar la atención de los clientes y generar ventas, y por ende no se malgastan los recursos financieros y humanos en iniciativas espontáneas, que tienen como único criterio de aprobación por los gerentes a la creatividad. El resto, no cuenta.
De hecho, cuando se puede entender que gracias al pensamiento estratégico se cuidan todos los activos que la empresa ya tiene, y no solamente cuánto va a costar realizar activaciones de marketing por mes. Así es como la estrategia de comunicación hace al negocio.
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