- Por Andrea Picaso.
- Viceministro de Capital Humano-MEF
En reuniones con amigos y colegas, es cada vez más usual escuchar la frase “le pregunté a la IA”. En un mundo donde las diferentes soluciones tecnológicas permiten a las organizaciones gestionar el rendimiento operativo, así como el ético y legal de sus colaboradores, es necesario entender cómo vamos a prepararnos para aprovechar sus ventajas y minimizar sus riesgos.
Por ejemplo, desde hace años se generalizó el uso de Google y este gran buscador se ha convertido en la mayor fuente de respuestas. Sin embargo, cuando le hacemos una pregunta, nos ofrece un abanico de opciones con la información que encuentra en la red respecto a lo que preguntamos, mientras que si le hacemos la misma pregunta a meta (muy fácilmente desde WhatsApp) o a ChatGPT, éstos arrojan una respuesta única, que de alguna manera, implica la formación de una verdad, sea esta absoluta o relativa.
Mientras la IA puede crear mundos interactivos completos, los robots hacen parte de nuestras vidas y todo el tiempo se crean nuevas tecnologías, como la criptografía postulantica; la computación espacial, híbrida o neurológica y plataformas de gobernanza de IA, expertos coinciden en que es fundamental reconocer las capacidades humanas únicas, como la empatía, la imaginación, la creatividad y la curiosidad, sin perder de vista que la adopción de tecnología seguirá siendo crítica para la transformación del mundo.
Autores como Yuval Noah Harari, en su libro 21 lecciones para el siglo XXI, se pregunta si seremos capaces de entender el mundo tecnológico que creamos y en la parte final del libro, que denomina Resiliencia, destaca tres elementos para afrontar el desafío: i) educación, dado el cambio como única constante; ii) el significado, porque la vida no es un simple relato; y, iii) la meditación, para respirar y observar. Igualmente, Greg Hoffman, líder global de marcas y exdirector de Marketing de NIKE, en su libro Emotion by Design, inspira a no jugar seguros, sino a jugar para ganar, a ser “humanos” y diseñar emociones.
Por eso, dejar un legado, será necesario, será humano.
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