- Por Juan Carlos Zárate Lázaro.
- Consultor financiero
Una de las principales características del liderazgo es contar con carisma, asertividad y la empatía necesaria para trabajar en equipo, brindando asesoramiento cercano en todo lo que se requiera. Esto permite alcanzar los objetivos y metas institucionales, manteniendo a la empresa competitiva y rentable en el mercado.
Si sabes compartir con tus subordinados todo tu conocimiento, les brindarás la oportunidad de aprender tanto como tú. En eso radica la verdadera esencia de un líder.
Sin embargo, en pleno siglo XXI muchos directivos todavía ven esto como una amenaza, cuando que es sabido que en la medida en que los subordinados más apoyen, sugieran y hagan recomendaciones, las expectativas serán mejores.
Debemos tomar conciencia de que un jefe que comprende la importancia de delegar responsabilidades está formando a alguien capaz de asumir parte de su carga laboral. Por eso, es fundamental contar con personas preparadas para relevarnos a medida que avanzamos en nuestra carrera dentro de la empresa. Así se podría desarrollar segundas líneas de liderazgo que garanticen la continuidad y el crecimiento organizacional.
A pesar de esto, aún existen dueños y directivos que consideran negativo sentarse a conversar con un competidor. No se dan cuenta de que, a través de ese intercambio de conocimientos, podrían descubrir y aplicar estrategias exitosas que quizás no habían considerado. Copiar lo bueno, no está prohibido.
En la vida nunca terminamos de aprender, y cuanta más apertura mostremos para acceder a nuevos conocimientos, y transmitir a otros lo que sabemos, ¡mucho mejor!
Tom Cowan decía: “Comparte lo que sabes y, lo que es más importante, lo que imaginas con otros. Guíales para que descubran sus propias verdades. La manera en que vivas la vida es una poderosa enseñanza para otros tanto como lo que les digas”.
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