Sinthia Rodriguez
Coach Empresarial
En las sesiones de mentoring que brindo, a menudo surgen este tipo de conversaciones: “Ya monté mi negocio, me va muy bien, gano dinero, pero no me siento pleno”.
Exploremos juntos qué sucede cuando no estamos alineados con el propósito de potenciar el talento que poseemos. Te invito a que respondas algunas preguntas: ¿Lo que hago realmente me hace sentir en coherencia? ¿Desata todo mi potencial? Si pudiera hacer otra cosa para ganarme la vida, ¿haría lo que hago hoy o elegiría algo diferente?
Un momento de autoexploración puede ser útil para analizar fortalezas y debilidades. Conectarte con tu verdadero potencial es como una semilla lista para ser plantada.
El siguiente paso es encontrar los recursos necesarios para que pueda florecer: un lugar adecuado, es decir, el contexto, y los nutrientes esenciales para alcanzar el objetivo. Cultivar socios estratégicos, oportunidades de aprendizaje constante y, sobre todo, respetar los tiempos de crecimiento.
Tomarse el tiempo de autoexploración es fundamental para no seguir persiguiendo negocios sin propósito que, al final, terminan cayendo por falta de pasión. Quien diga que ser emprendedor es solo días de sol, niega la naturaleza misma.
A veces, es necesario enfrentar tormentas, pero si contamos con estrategias para proteger el crecimiento del negocio, el vendaval puede pasar sin causar estragos. ¿Dónde estás sembrando? ¿Cuánto tiempo le dedicas a cultivar? ¿Cuánto permiso te das para florecer?