Gabriela Teasdale
Presidenta de la Fundación Transformación Paraguay
¿Alguna vez dijiste algo por enojo de lo que luego te arrepentiste? ¿Dejás que el miedo te impida tomar riesgos que realmente podrían ser beneficiosos? Si es así, no creas que estás solo.
Todos hemos pasado por eso. Nos asustamos por algo que nos acaba de pasar, por lo que alguien nos hizo, nos dijo o no hizo por nosotros, nos asustan nuestras propias metas. Y nos sentimos enojados, aterrorizados o derrotados. Finalmente, nuestras emociones se vuelven abrumadoras. ¿Qué hacemos ahora para controlarlas cuando nos damos cuenta de que se han descontrolado por completo?
Las emociones son poderosas. Nuestro estado de ánimo determinará cómo interactuamos con las personas, cuánto dinero gastamos, cómo enfrentamos los desafíos y cómo invertimos correctamente nuestro tiempo.
Controlar nuestras emociones nos ayudará a volvernos mentalmente más fuertes especialmente en situaciones de mucho estrés. Todos podemos mejorar la regulación de nuestras emociones, al igual que cualquier otra habilidad, pero esto requiere práctica y dedicación.
Basándome en mis enseñanzas y experiencias compartiré algunas estrategias que pueden llevarnos al autocontrol, a aumentar nuestra reputación y liderazgo personal.
1. Respirá y tranquilizate: si te sentís abrumado, tomate un momento para inhalar profundamente y calmarte. Esto te ayudará a recuperar la compostura y la objetividad.
2. Evitá hablar cuando estés enojado: una de las cualidades más importantes de un gran líder es el autocontrol, tratá de no hablar cuando estés alterado, ya que la ira puede nublar tu juicio y dar lugar a declaraciones que después probablemente lamentarás. En lugar de eso, da un paso atrás y buscá la calma para luego confrontar el tema de la mejor manera.
3. Aprovechá las emociones de forma productiva: en lugar de evitar las emociones negativas, canalizalas hacia la productividad y la positividad. Comprendé tus emociones para poder dominarlas y transformarlas.
4. Controlá lo que puedas: concentrate en los elementos de tu vida en los que podés aumentar el control interno y disminuir el control externo. Comenzá con tu actitud, es lo único que podés controlar.
5. Buscá retroalimentación: pedí retroalimentación a tus colegas, amigos o mentores de confianza, que te hablarán desde la verdad. La retroalimentación constructiva puede ayudarte a identificar áreas de mejora y pueden sumar un montón a tu crecimiento.
6. Practicá la gratitud: cultivar un sentido de gratitud puede ayudarte a desviar tu atención de la ira. Llevá un diario de gratitud para reconocer y apreciar regularmente los aspectos positivos de tu vida.
7. Utilizá habilidades de resolución de conflictos: abordá los conflictos de manera rápida y constructiva, concentrándote en encontrar soluciones. Usá declaraciones en primera persona para expresar tus sentimientos y pensamientos sin culpar ni acusar a los demás. Este enfoque es menos confrontativo y más efectivo.
Al aplicar estos principios y estrategias, podes enfrentar los desafíos de la ira y otras emociones fuertes, y emerger como un ser humano más sereno, empático y eficaz. Recordá que gestionar las emociones es un viaje personal y que, con dedicación y práctica, podés lograr beneficios significativos tanto en el ámbito personal como profesional.