Con una trayectoria que combina éxito empresarial, pasión deportiva y un compromiso profundo con Paraguay, Rodrigo Medina, CEO del Grupo Victoria, se ha convertido en un modelo de liderazgo integral. Impulsor de diversas empresas en sectores clave y embajador del espíritu emprendedor, su historia inspira a quienes buscan construir un legado significativo.
Rodrigo Medina, abogado, empresario, deportista y referente nacional e internacional por su liderazgo en el sector empresarial, político y social, encarna el espíritu de la resiliencia y el liderazgo en Paraguay. Su historia personal es una travesía que inspira a quienes sueñan con sobreponerse a las adversidades y alcanzar el éxito. Desde niño, Rodrigo enfrentó una dura lección: su familia perdió todo durante la crisis financiera de 1992, lo que los obligó a comenzar de cero.
Ese golpe no solo marcó su infancia, sino que también moldeó su carácter. Después de un periodo de separación familiar y múltiples desafíos económicos, Rodrigo descubrió en el trabajo duro y la educación las herramientas para transformar su realidad. A los 14 años, comenzó su primera experiencia laboral formal y, poco después, se adentró en el mundo del comercio, logrando su primera ganancia significativa con la venta de billeteras en el Mercado 4, caminando por las calles Rodríguez de Francia, Perú y Battilana.
El emprendimiento fue solo el comienzo. Rodrigo entendió que el conocimiento era clave para protegerse de futuras adversidades. Por ello, estudió Derecho, decidido a comprender las leyes y evitar que injusticias como las que sufrió su familia se repitieran. Destacó como estudiante y fue reconocido por su dedicación.
Su carrera como abogado y su involucramiento en el sector público lo llevaron a trabajar con cooperaciones internacionales como USAID y el Banco Mundial, además de liderar proyectos emblemáticos como el Plan Nacional de Desarrollo Paraguay 2030 y el Índice de Progreso Social. Estas experiencias lo posicionaron como un referente en temas de desarrollo social y políticas públicas en el país.
Ejercer la carrera de Derecho, condujo a Rodrigo Medina a ser parte de importantes planes de desarrollo para el país.
Multifacético y entusiasta. Rodrigo también es pionero en iniciativas educativas innovadoras. Fundó una escuela de política, abogacía y negocios que busca suplir las carencias del sistema educativo tradicional, brindando herramientas prácticas a jóvenes y profesionales.
Hoy, él no solo es un empresario exitoso, sino también un símbolo de superación. Su historia resuena entre los jóvenes paraguayos como un recordatorio de que, con esfuerzo y determinación, es posible transformar las adversidades en oportunidades. Sobre este último punto señaló que es necesario aprender a celebrar el éxito ajeno y procurar aportar el desarrollo del país desde el lugar en el que cada uno incursiona.
“En el entorno empresarial y social de Paraguay, un cambio cultural puede ser clave para el desarrollo sostenido: aprender a reconocer y celebrar el éxito ajeno. Este enfoque no solo fomenta la empatía, sino que también impulsa la colaboración, esencial para el crecimiento colectivo. En lugar de ver a las personas o proyectos exitosos como amenazas, deberíamos reflexionar sobre cómo estos pueden inspirarnos y contribuir a nuestro desarrollo personal y profesional”, expresó el CEO de Grupo Victoria.
Paraguay para el mundo. El empresario dijo que Paraguay atraviesa por su mejor momento, destacándose en la región por su estabilidad macroeconómica, una base que proporciona previsibilidad para inversionistas y emprendedores.
“Este aspecto, combinado con valores sólidos, posiciona al país como un destino atractivo para inversiones a largo plazo. Sin embargo, para maximizar estas ventajas, es crucial fortalecer el sistema de justicia y garantizar reglas claras y estables desde el inicio hasta el final de cualquier proyecto”, manifestó Rodrigo.
Otro aspecto clave son las tecnologías y comunicación que deben estar alineadas para eliminar barreras geográficas y permitir conexiones inmediatas, facilitando la colaboración y el intercambio de ideas a nivel global. “El reto está en aprovechar las nuevas herramientas no solo para comunicar, sino también para transformar estrategias empresariales en resultados tangibles”, sostuvo.
Y por supuesto, aprovechar nuestro bono demográfico y abrazar la educación como un pilar para el progreso. “Paraguay cuenta con un bono demográfico que podría ser una ventaja competitiva significativa. Sin embargo, el sistema educativo debe evolucionar para formar a jóvenes capaces de asumir roles gerenciales y estratégicos. Esto implica no solo enfocarse en habilidades técnicas, sino también en competencias como la comunicación efectiva, el trabajo en equipo y la resolución de problemas”, enfatizó Rodrigo.
Éxito y corresponsabilidad. El éxito, dijo, no es cuestión de suerte, sino de sacrificio, constancia y planificación. “Aquellos que han logrado destacarse tienen una corresponsabilidad: compartir su experiencia y brindar herramientas a quienes buscan sobresalir. Esto no solo fortalece el tejido empresarial, sino que también crea un ecosistema más inclusivo y dinámico”, precisó.
Acerca de los desafíos legales y económicos que tiene Paraguay para atraer inversión extranjera y fortalecer la confianza empresarial, mencionó que los esfuerzos deben estar enfocados en tres aspectos: 1) Estado de Derecho, para garantizar que gobernantes y ciudadanos estén bajo el imperio de la ley. 2) Cumplimiento, es decir, asegurar que las reglas sean claras y aplicadas de manera equitativa. 3) Combate a la corrupción: Reducir prácticas que erosionan la confianza y la competitividad.4) Acceso al crédito: Facilitar financiamiento para proyectos con potencial de alto impacto. 5) Simplificación de trámites: Menos burocracia significa más eficiencia y menos oportunidades para irregularidades.
Un mensaje de perseverancia. Paraguay tiene el potencial de convertirse en un ejemplo regional de desarrollo sostenible, pero el camino requiere esfuerzo y visión. “Es momento de planificar a largo plazo, apostar por la educación y construir un ecosistema donde el éxito individual impulse el éxito colectivo. Como país, tenemos la oportunidad de demostrar que el verdadero progreso no se alcanza en solitario, sino en comunidad”, concluyó.