Profundamente afectado por el fallecimiento del papa Francisco, desde Italia, Paolo Celi, Caballero de Su Santidad, miembro de la Familia Pontificia y empresario, recordó su vínculo cercano a la figura que destacó al Paraguay en su corazón.
Desde Italia, con el corazón conmovido y la voz cargada de emoción, el empresario y Caballero de Su Santidad, Paolo Celi, compartió en exclusiva con FOCO sus recuerdos más íntimos sobre el papa Francisco, el líder espiritual que marcó su vida.
“El papa Francisco siempre me decía que ayudara a las personas necesitadas, especialmente a los niños y a los ancianos. ¡Hacer siempre todo lo posible por la paz y estar en unión con todas las religiones!”, comentó Paolo, evocando los consejos que recibió de quien fuera su guía y amigo.
Para Paolo, el fallecimiento de Francisco no solo marca el fin de una era, sino también un llamado a la reflexión profunda. Señaló que para el mundo en general muchas cosas cambiarán, “tal vez todo cambie”. Sin embargo, encontró consuelo en la coincidencia de su partida. “El papa Francisco habrá esperado hasta poder vivir la Pascua y la alegría de la resurrección para entregar su alma a Dios. También él, como Jesucristo, a quien sirvió durante toda su vida, habrá llevado la cruz y la Iglesia hasta el final de sus fuerzas. Más allá del dolor que les afecta y del sufrimiento que comparto con ellos, todos los católicos del mundo estamos ciertamente conmovidos y conmovidos por esta concordancia de tiempos”, expresó.
Con fe profunda, Paolo reflexionó que quienes creen en el cielo verán en este momento un signo de esperanza, mientras que para otros podrá parecer solo una coincidencia. “Pero pienso que todos los hombres y mujeres de buena voluntad o de simple buena fe reconocerán la obra del papa Francisco, en particular en su deseo de orientar la Iglesia hacia los márgenes de la sociedad”, agregó.
Un vínculo más allá de las palabras. Paolo Celi tuvo el privilegio de estar cerca de Francisco desde los primeros días de su pontificado. “Tuve el honor de conocer al papa Francisco, inmediatamente después de su nombramiento. Entonces pude verlo a menudo, regularmente estar a su lado. Aprendí mucho de él, le tengo mucho cariño, lo extrañaré mucho”, confesó, dejando entrever la profunda huella que el Sumo Pontífice dejó en su vida.
Más que una amistad, su relación se cimentó en la acción concreta por los más vulnerables. Según relató, más allá de una simpatía instintiva recíproca, los unía una misión común: trabajar en favor de los pobres y desfavorecidos. En Roma, la ciudad de la que Francisco era obispo, Paolo apoyaba activamente sus obras de caridad para los sin techo.
Uno de los momentos más significativos en la vida de Paolo fue su nombramiento como miembro de la familia pontificia. “Después del terrible atentado en Niza, el papa me nombró miembro de la familia pontificia, caballero de su santidad, no como agradecimiento sino para que pueda continuar, cada vez con más energía, lo que mi esposa Valentina y yo hemos hecho por las personas necesitadas, por los inmigrantes”, recordó con emoción.
Ese gesto no solo honró su labor solidaria, sino que reafirmó su compromiso de vida: seguir siendo instrumento de ayuda y esperanza para quienes más lo necesitan.
Antes de partir, el Papa Francisco dejó un mensaje que, para Paolo, resume el espíritu de toda su obra. “Me parece significativo que las últimas palabras de Francisco en el Mensaje de Pascua hayan sido un llamado a la solidaridad y la paz, con un fuerte énfasis en el desarme y el diálogo como vía para resolver los conflictos, que en el mundo suma alrededor de sesenta”, recordó.
Si bien es pronto para prever el futuro, Paolo cree que algunas huellas de Francisco serán imborrables. “Es pronto para decir qué cambiará en la Iglesia; cada Papa tiene su personalidad, pero creo que algunas reformas de Francisco podrían ser irreversibles, en particular la apertura hacia quienes se sentían excluidos de la comunidad eclesial. Su lucha contra las ‘aduanas pastorales’ ha sido una batalla ganada”, concluyó, con la convicción de que su legado continuará vivo en los gestos cotidianos de amor, inclusión y servicio.