Ing. Agr. Pastor Soria Melo, presidente del Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (SENAVE). Foto: Gentileza.
10/02/2025 08:36
Rubro frutihortícola se afianza en el exterior
Por: Adelaida Alcaraz
Gracias a un trabajo coordinado entre el Senave, MAG y los productores, Paraguay fortalece su capacidad exportadora en el sector. Productos como la banana, el tomate y el limón Tahiti ganan terreno en mercados como Argentina, impulsados por una producción de calidad. Este año, se enviarán también cargamentos de sandía, zapallo y repollo al Uruguay y Brasil.
¿Cómo se determina qué productos agrícolas tienen potencial de exportación desde Paraguay?
La clave está en identificar mercados y ofrecer productos de calidad. Una marca tiene más facilidad para ingresar a un mercado si el consumidor la prefiere. Desde Senave, enfatizamos la calidad porque en el aspecto sanitario ya contamos con un alto nivel de armonización.
Paraguay tiene un estatus sanitario sólido, pero debemos mejorar en calidad para garantizar acceso a más mercados. Para lograrlo, trabajamos en mejorar las condiciones del suelo, la nutrición, la genética y la tecnología, en coordinación con el MAG y sus dependencias. Senave se encarga de la armonización y certificación de los productos.
Gracias a este enfoque, logramos exportaciones de bananas, tomates y limones Tahití, que fueron grandes hitos recientes.
¿Qué factores influyen en la selección de nuevos rubros para exportar?
Analizamos los productos que ya se producen en Paraguay y su potencial exportador. Un ejemplo es el tomate. En septiembre y octubre, cuando la oferta local es alta, comparamos precios con Brasil y Argentina. Descubrimos que en Brasil tenía el mismo precio que nosotros y que en Argentina el tomate costaba G. 3.000 más por kilo, lo que hacía viable exportarlo en lugar de recibir de contrabando.
Senave ya había armonizado los procesos para locote, cebolla, papa y tomate. Contactamos a importadores en Argentina y promovimos la exportación de variedades de tomate como Perita y Santa Cruz. Hoy, exportamos 1,6 toneladas de tomate a Argentina.
Sin embargo, otros rubros enfrentaron desafíos. La zanahoria no resistió la postcosecha por falta de un tratamiento de enfriamiento adecuado, y la cebolla no pudo competir en precio con la producción argentina y brasileña. En el caso del locote, el precio también fue la limitante. En definitiva, es el mercado el que define qué rubros son viables para la exportación.
¿En qué rubros están trabajando actualmente?
Nos enfocamos en la fruticultura. La banana es un rubro clave con alto potencial de crecimiento en superficie y rendimiento. Buscamos optimizar su producción con tecnología en riego, fertilización y sanidad.
También estamos importando genética de banana de Costa Rica y Ecuador para mejorar calidad y reducir el tiempo de producción de 8 a 6-7 meses, aumentando así la rentabilidad.
Paraguay tiene recursos naturales excepcionales, pero debemos aprovecharlos mejor. La variabilidad climática exige un plan nacional de riego para fortalecer la agricultura familiar. Actualmente, el MAG gestiona financiamiento para llevar agua a los productores a bajo costo.
Tenemos mercados habilitados en Chile y Brasil, aunque aún no exportamos por falta de volumen. En Chile, manifestaron interés en aguacates y mangos si garantizamos calidad, cantidad y continuidad.
¿Qué otros productos podrían exportarse próximamente?
Estamos impulsando el cultivo de aguacates en San Pedro, Cordillera y Paraguarí. Los productores están comprendiendo que los rubros tradicionales como sésamo, chía, mandioca y maíz tienen mercado, pero no precios competitivos. La frutihorticultura puede ofrecerles mejores oportunidades.
La banana es una ventaja porque se cosecha 11 meses al año, asegurando ingresos constantes para los productores. El mango y el aguacate son estacionales, pero su alta rentabilidad compensa esta limitación.
Este año exportaremos zapallo a Argentina, Uruguay y Brasil; sandía a Uruguay y Argentina; y repollo a Argentina. Buscamos que los productores planifiquen en base a la demanda del mercado. Analizamos los precios en el Mercosur y coordinamos exportaciones según los períodos de mayor rentabilidad.
En Ñacunday, estamos certificando 120 hectáreas en alianza con productores y municipios. Senave verifica que se cumplan las normas fitosanitarias y de calidad, asegurando la inocuidad y buenas prácticas agrícolas.
¿Qué organismos, además de Senave, deben avalar los productos exportados?
Para los productos convencionales, solo Senave. En el caso de productos orgánicos, se requieren certificaciones de entidades privadas y multinacionales como GAP. Esto aplica a cultivos como sésamo, maíz y soja.
¿Qué desafíos enfrentan los productores para cumplir con las normativas de exportación?
El principal desafío es consolidar alianzas público-privadas. El sector público debe facilitar líneas de crédito y asistencia técnica para que los productores cumplan con los estándares de los mercados internacionales.
El reto para los pequeños productores es aceptar y aplicar la asistencia técnica. Su capacidad de producir con calidad ya está demostrada: las exportaciones repetidas confirman que hay demanda para sus productos.
Nuestro objetivo es guiarlos hacia cultivos exportables, garantizando calidad, continuidad y cantidad. Con los estudios de mercado que realizamos junto a la Dirección de Planificación de Senave y el MAG, identificamos qué productos son viables y trabajamos con los productores para cumplir con los requerimientos.
Si logramos producir aguacates, mangos y cítricos en la temporada en que estos mercados los demandan, podremos obtener precios competitivos y fortalecer la agricultura paraguaya.
¿Qué oportunidades ve Senave en mercados no tradicionales para la agricultura paraguaya?
Los dátiles representan una gran oportunidad. Cuando nos solicitaron importar plantines, investigamos a fondo sobre su producción y descubrimos que es un alimento altamente nutritivo. Por ejemplo, contiene más potasio que la banana. En regiones desérticas del Medio Oriente, donde escasean las hortalizas y frutas, los dátiles son un alimento esencial por su alto valor energético y su capacidad para sostener la alimentación diaria.
El Chaco paraguayo reúne las condiciones ideales para su producción: suelos arenosos y un bajo requerimiento de agua. Actualmente, una empresa en Paraguay apunta a cultivar 800 hectáreas, mientras que otras empresas de colonos menonitas están proyectando 300 hectáreas adicionales. Estas inversiones están respaldadas por estudios que confirman la viabilidad agroclimática del suelo chaqueño y la demanda en mercados internacionales.
Además de los dátiles, el pomelo es otro rubro con gran potencial. Algunos productores ya han realizado cultivos experimentales y hoy cuentan con 4 hectáreas en producción, con una sanidad excepcional. La principal limitante es la falta de agua, pero el Gobierno Nacional está impulsando un proyecto para abastecer al Chaco con el recurso hídrico necesario.
Si se concreta esta infraestructura, el Chaco podría convertirse en un polo productivo de cítricos de alta calidad, no solo para la industria sino también para la exportación de frutas frescas. De hecho, la Cooperativa Fernheim ya inició el desarrollo de 50 hectáreas de pomelo rosado con destino asegurado en el mercado europeo.
Paraguay tiene un enorme potencial en el sector frutihortícola, pero para aprovecharlo plenamente es fundamental contar con políticas públicas adecuadas, acceso a líneas de crédito y facilidades para la importación de plantines. Con el apoyo adecuado, podríamos posicionarnos como un exportador clave de frutas no tradicionales en mercados internacionales.
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