En cada risa, cada receta y cada aventura, el Mickey paraguayo deja huellas. Es más que un personaje; es un amigo que celebra la vida y nos recuerda que, con un poco de humor y un corazón lleno de amor, podemos encontrar magia en cualquier rincón del país.
La magia de Mickey llegó a Paraguay hace 41 años y hoy es uno de los clásicos de Navidad más queridos. Cada noche, chicos y grandes buscan su tierna figura sobre la avenida Félix Bogado, donde este personaje, que es el alma de una de las marcas más apreciadas del país, reparte dulces y alegría.
Este encantador protagonista no lleva corona ni cetro, pero con su sonrisa desbordante logra conquistar corazones mientras impulsa a su marca a nuevas alturas. Cuando el fundador de la empresa, Roque Blasco Tessari, soñó con Mickey, no pensó únicamente en una estrategia de marketing, sino en un símbolo que trascendiera los productos y tocara emociones profundas.
Inspirado en la calidez y el humor que definen al paraguayo, Mickey nació para transmitir un mensaje claro: disfrutar del presente, abrazar a la familia y celebrar los pequeños momentos mágicos de la vida.
Mickey no solo comunica; conecta. Con su carisma fresco y divertido, hace reír, pero también invita a reflexionar sobre lo que realmente importa: el amor por los nuestros, la importancia de cuidar la salud y el valor de las tradiciones.