El experto en Derecho Ambiental, Fredy Génez, comenta sobre los puntos que atraen a los inversionistas internacionales y advierte que es crucial contar con seguridad jurídica.
Paraguay está en el radar de los grandes inversionistas internacionales. Durante la asamblea anual de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), celebrada en nuestro país, quedó claro que el sector energético paraguayo, con su abundante energía hidroeléctrica y un renovado enfoque en energías renovables, es un campo fértil para el capital extranjero.
Fredy Génez, doctor en Derecho por la Universidad de Zaragoza y experto en Derecho Ambiental, mencionó que Paraguay está en un momento estratégico: “La promulgación de la Ley 6977/2023 y su reglamentación sientan las bases para diversificar nuestra matriz energética. Es el tipo de iniciativa que los inversionistas observan con interés”, dijo.
A pesar del éxito histórico de Itaipú y Yacyretá, Fredy advirtió que estas represas podrían operar a plena capacidad en la próxima década. “La urgencia de diversificar las fuentes de energía representa una oportunidad para los inversionistas. Paraguay está abierto a la innovación y a la inversión extranjera”, agregó. Esto marca el inicio de una nueva era para el desarrollo de proyectos solares y eólicos, sectores con incentivos fiscales competitivos y un marco regulatorio en evolución.
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Consciente de que los recursos son limitados, el Gobierno planea incrementar la generación energética. Una propuesta es la planta fotovoltaica en el lago de Itaipú; otra es la repotenciación de las 20 turbinas de Itaipú, que aumentarían su capacidad de 700 a 900 mwh por turbina, sumando 4.000 mwh extras.
La seguridad jurídica es crucial. “Más allá de los incentivos, los inversionistas buscan previsibilidad institucional. Paraguay debe seguir fortaleciendo su seguridad legal y asegurando un entorno que garantice las inversiones a largo plazo”, puntualizó. Este aspecto es crítico para proyectos de gran escala, donde la certeza legal es vital, así como la rentabilidad económica.
También destacó el impacto de la transición energética global y los compromisos de descarbonización, que pueden atraer financiamiento internacional. “No solo hablamos de rentabilidad, sino también de captar el interés de grandes fondos que priorizan proyectos sostenibles”, comentó.