Juan Carlos Zárate Lázaro
Consultor financiero
La capacidad que tenemos para comunicarnos, expresar nuestras ideas, opiniones, puntos de vista y sentimientos de una manera clara y precisa, respetando a los demás, conforma en su conjunto lo que se denomina inteligencia asertiva.
El efecto positivo que nos motiva a vivir en armonía con los demás nos involucra a todos de manera directa y/o indirecta, tanto dentro de las organizaciones en las que trabajamos como en nuestra interacción diaria dentro de la sociedad en que nos toca vivir.
Como seres humanos racionales e inteligentes que somos, es recomendable acostumbrarnos a decir lo que sentimos y pensamos en el momento indicado, utilizando palabras apropiadas, sin ningún tipo de agresión, que pueda herir susceptibilidades de otras personas.
Javiera de la Plaza, autor del libro La Inteligencia Asertiva, lo define de muy buena forma diciendo: “La asertividad es un estilo de comunicación que permite expresar pensamientos, sentimientos y opiniones en el momento oportuno, de manera desenvuelta, sin denotar nerviosismo, considerando los derechos de uno y de los demás”.
El abstenernos a emitir opiniones constituye la conducta más adecuada en un determinado sitio y momento, pues podría ser que los ánimos en ese momento “estén caldeados” y sería probable que nuestro mensaje pueda ser recibido de manera incorrecta.
En ocasiones, los seres humanos partimos predispuestos al fracaso, cuando que lo bueno es que también pueda darse lo contrario, es decir, que estemos predispuestos al éxito.
Aplicar la inteligencia asertiva y emocional juega un rol importante para el buen manejo de diversas situaciones que se nos puedan presentar en nuestro día a día.