Christian Kennedy
Director de London Import
“Había una vez una persona que quería más que trabajar para alguien que le pague un salario. Todos los días, buscaba oportunidades y anotaba ideas de cómo podría finalmente cumplir su sueño. Un día, descubrió una oportunidad interesante para hacerse del dinero que esperaba…”
Así puede empezar la historia de un negocio, un emprendimiento o una empresa. Todo depende, de qué pasos decida seguir esa persona.
De niño y adolescente leía “Decide tu propia aventura”. Al llegar al final de ciertas páginas del libro, debía elegir entre 2 o 3 opciones, que me llevarían a pasar al siguiente nivel de mi historia, abriendo posibilidades a finales distintos.
Ahora, considerá que esa persona y ese personaje con esa oportunidad sos vos.
Entonces, llegada la oportunidad e idea, te toca decidir
A. ¿Decidiste que esa oportunidad era de una vez y que no importaba mucho el largo plazo, más que generar ese ingreso puntual transaccional?
B. ¿Decidiste que había un campo para testear algo e innovar buscando crecimiento en el mercado?
C. ¿Decidiste que había un potencial para hacer algo que perdure más tiempo?
Los principales determinantes para saber qué vas a hacer, o qué estás haciendo de hecho son:
1. Propósito o enfoque estratégico.
2. Estructura.
3. Innovación.
4. Temporalidad (mi favorito y el determinante principal según mi visión).
Si elegiste la opción A: Negocio – La oportunidad transaccional.
Pueden ser compras puntuales e intercambiar para volver a venderlas en el momento. Puede ser un pequeño puesto de ventas de comidas que surge esporádicamente, cada vez que hay un evento como un partido de fútbol en tu zona, o puede ser también una tienda al público, aprovechando que no hay nadie más que haya abierto una y no requiere de mucho conocimiento ni complejidad de estructura ni innovación. Negocio finalmente viene del latín nec y otium, lo que no es ocio, o sea, lo que nos genera trabajo y dinero.
Si elegiste la opción B: Emprendimiento. Innovar y crecer.
Viste un espacio nuevo en el mercado, puede ser una innovación disruptiva (creaste algo no pensado por alguien previamente) o puede ser una innovación para tu modelo de negocios (tu negocio de gastronomía encontró una oportunidad de abrir tiendas “pop up” para conciertos). Es una prueba, no sabés mucho al respecto, te permite flexibilidad y estás viendo si es escalable, hay riesgos y la “fórmula del éxito” todavía no está estructurada ni garantizada. Incluso, quizás, sólo lo haces para venderla rápidamente.
Si elegiste la opción C: Empresa. Construir y perdurar.
Construir requiere saber qué valores priorizar para perdurar. Una visión y estrategia para cumplir esto. Hay procesos, sistemas, estructuras, métricas que son hitos a la meta, no sólo para hoy, sino para cuando no estés, no sólo de vacaciones, sino más allá. Dentro de una empresa se pueden hacer negocios, se puede innovar, siempre pensando a largo plazo.
Entonces, ¿qué vas a hacer? ¿Qué aventura vas a seguir?
Saber de antemano, cuál es el camino que vemos a futuro, nos ayuda a accionar acorde y coherentemente.
“Primero di a ti mismo lo que serás; y luego haz lo que tengas que hacer.” - Epicteto