21/08/2024 12:21
Capital Humano: El activo más importante
Andrea Picaso
Viceministro de Capital Humano-MEF
Hace un par de años, mientras preparaba una clase de economía, me encontré con un reporte del Word Economic Forum (WEF), The Future of Jobs Report, que reúne las perspectivas de numerosas empresas alrededor de todas las economías del mundo. En su edición de 2018, el reporte indicaba que el 70% del trabajo lo realizaban los humanos, mientras que el 30% del mismo, se encontraba automatizado. Sin embargo, lo que me alarmó fue que las proyecciones coincidían en que para el 2025, 50% del trabajo sería hecho por humanos y el 50% restante estaría a cargo de robots.
En su edición de 2023, el mismo informe sobre el futuro del empleo proyectaba, de manera mas cautelosa, que el impacto de la mayoría de las tecnologías en los empleos será positivo neto en los próximos cinco años. Si bien las expectativas de que las máquinas sustituyan el trabajo físico y manual han disminuido, los resultados de la encuesta del WEF indican que el razonamiento, la comunicación y la coordinación (claramente con una ventaja comparativa para los humanos) sean igualmente, más automatizables en el futuro. Se espera que casi el 75 % de las empresas encuestadas adopte la inteligencia artificial, y que esto genere una alta tasa de abandono de los puestos de trabajo.
Dentro de la adopción de tecnología, el big data, la computación en la nube y la inteligencia artificial ocupan un lugar destacado: más del 70% de las empresas encuestadas buscarán adoptar estas tecnologías en los próximos cinco años. Se espera que el 75% de las empresas adopten el comercio electrónico y el comercio digital.
Para sumariar las tendencias macro que impulsarán áreas de crecimiento y declive del mercado laboral, según la encuesta señalada, los elementos clave que las organizaciones deberán considerar serán los siguientes:
· La mayoría de los roles de más rápido crecimiento están relacionados con la tecnología. Especialistas en inteligencia artificial y aprendizaje automático encabezan la lista, seguidos por los especialistas en sostenibilidad, analistas de inteligencia empresarial y analistas de seguridad de la información. La energía renovable y los ingenieros de sistemas e instalaciones de energía solar son roles de crecimiento relativamente rápido, a medida que las economías se desplazan hacia la energía renovable. Que importante ventaja comparativa para nuestro país.
· La mayoría de los roles de más rápido declive son roles administrativos o de secretaría, y se espera que los cajeros de banco y empleados relacionados, los empleados del servicio postal, los cajeros y empleados de boleterías y los empleados de ingreso de datos disminuyan más rápido. Las mayores pérdidas se esperan en los puestos administrativos y en los puestos tradicionales de seguridad, fábrica y comercio.
· El pensamiento analítico y el pensamiento creativo siguen siendo las habilidades más importantes para los trabajadores según la encuesta realizada. El pensamiento analítico es considerado una habilidad fundamental por más empresas que cualquier otra habilidad y constituye. El pensamiento creativo, otra habilidad cognitiva, ocupa el segundo lugar, por delante de tres habilidades de autoeficacia: resiliencia, flexibilidad y agilidad; motivación y autoconciencia; y curiosidad y aprendizaje permanente, en reconocimiento de la importancia de la capacidad de los trabajadores para adaptarse a lugares de trabajo disruptivos.
· La mayoría de las empresas darán prioridad a las mujeres (79%), a los jóvenes menores de 25 años (68%) y a las personas con discapacidades (51%).
La Cuarta Revolución Industrial, las expectativas cambiantes de los trabajadores y los consumidores y la necesidad urgente de una transición verde y energética también están reconfigurando la composición sectorial de la fuerza laboral y estimulando la demanda de nuevas ocupaciones y habilidades.
Estas tendencias, que parecen favorables para economías emergentes como la de Paraguay (no me paro de emocionar con la reciente obtención del grado de inversión por la agencia internacional calificadora de riesgos Moody’s), nos indican que la mayor adopción de tecnologías de vanguardia y la ampliación del acceso digital son las acciones que presentan mayor probabilidad de impulsar la transformación en las organizaciones.
En la misma senda, el Informe de Tendencias Globales de Capital Humano 2024 de Deloitte, que encuestó a mas de 14.000 líderes empresariales y de las áreas de gestión de capital humano de diversas industrias y sectores de mas de 90 países para entender su perspectiva respecto a la fuerza laboral y descubrir dónde puede existir brechas entre la percepción de los líderes y las realidades de los colaboradores, revela que los antiguos supuestos en los que se confiaba para medir el rendimiento ya no aplican, y que no existe una guía fácil que permita a las organizaciones prosperar en el nuevo contexto global.
Pero en ambos reportes y contrariamente a lo que yo esperaba, está emergiendo un foco en el factor humano como puente entre saber qué cambios están moldeando el futuro del trabajo y qué capacidades y habilidades son necesarias para lograr un progreso real, creando valor y resultados positivos.
Coincidentemente, autores como Yuval Noah Harari, en su libro 21 lecciones para el siglo XXI, mientras se pregunta si seremos capaces de entender el mundo tecnológico que venimos creando, destaca en la parte final del mismo, a la que denomina Resiliencia, tres elementos clave que debemos entender para este futuro desafiante: i) la educación, considerando el cambio como única constante; ii) el significado, porque la vida no es un simple relato; y, iii) la meditación, para que respiremos y observemos. Igualmente, Greg Hoffman, líder global de marcas, antiguo Director de Marketing de NIKE y fundador y director de un grupo empresarial de asesoramiento de marcas, en su libro Emotion by Design, inspira a no jugar seguros, sino a jugar para ganar, a ser humanos, diseñar emociones y finalmente, a dejar un legado, no solo recuerdos.
Entonces, qué pasos podríamos dar las organizaciones y las personas, en la búsqueda de oportunidades para la creación de un futuro esperanzador ante la amenaza de la incertidumbre global en un momento disruptivo y sin limites para la humanidad ante el avance de la tecnología disruptiva y exponencial. Cómo entender que cuanto más sin fronteras se vuelve el trabajo, más importantes son las capacidades humanas únicas, como la empatía, la imaginación, creatividad y la curiosidad, sin perder de vista que la adopción de tecnología seguirá siendo un impulsor clave de la transformación del trabajo en los próximos años.
El Informe de Deloitte, Tendencias Globales de Capital Humano 2024, profundiza su análisis y cita dos desafíos que las organizaciones enfrentamos en la actualidad. El primero tiene que ver con la necesidad de superar el déficit de imaginación, ya que la disrupción tecnológica en la mayoría de los casos supera la capacidad de las organizaciones y sus colaboradores para “crear” nuevas formas de trabajar que aprovechen al máximo tanto a las capacidades humanas como a la tecnología. Para mitigar o evitar esta situación, las organizaciones necesitarán escalar el desarrollo de las capacidades consideradas “genuinamente humanas” y brindar a los colaboradores la suficiente autonomía para usar estas capacidades. De igual modo y muy probablemente, los colaboradores necesiten estas capacidades para “imaginar” sus propios futuros, a medida que la inteligencia artificial y otras tecnologías disruptivas nos inunden.
Otro desafío que enfrentamos según Deloitte, es la necesidad de crear “ecosistemas digitales” para explorar, experimentar y sobretodo “jugar” en espacios seguros tanto para las organizaciones como par los individuos, donde co-crear un futuro con experiencias y resultados humanos a velocidad y escala. Estos espacios seguros, que mas que un espacio físico hacen referencia a un ecosistema, deben permiten explorar sin miedo para responder a un futuro inminente, sin miedo a fallar, a los errores.
Llegado a este punto, vienen a mi memoria las palabras de Andrés Oppenheimer, que en su libro ¡Crear o Morir!, destaca la necesidad del error para la innovación que apuntala el crecimiento y el desarrollo económico. El énfasis, mas que ofrecer estímulos económicos, está en contar con mentes creativas, respaldadas por supuesto, por buenos sistemas educativos. Para muchos países de la región y para Paraguay en particular, el desafío también es mejorar la calidad y la inserción en el mundo de sus sistemas educativos. Oppenheimer enfatiza que los próximos años traerán innovaciones tecnológicas mas revolucionarias que haya producido la humanidad desde la invención de la rueda en el año 3.500 antes de Cristo y que en ecosistemas que son los hub globales de la innovación, como Silicom Valley, la gente se vanagloria de sus fracasos.
Así también en su momento, el gran economista Schumpeter, que nació en una pequeña población industrial de la actual República Checa, destacó la destrucción creadora como motor de la evolución económica. A Schumpeter le resultada absurda la idea de que, en una época marcada por el cambio constante, así lo veía aún en la primera mitad del siglo XX, se pasaran por alto las novedades que estaban dotando de una mayor complejidad y profundidad a la economía de aquel momento.
Finalmente, siempre hay razones para ser optimistas: cerrar la brecha entre el saber y el hacer para tener más probabilidades de lograr mejores resultados organizacionales y humanos. Hay una nueva ventana de oportunidad para elevar el rendimiento humano y prosperar en un mundo incierto y complejo, pero también expectante de que logremos alcanzar todas nuestras potencialidades.
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