Las industrias deben replantear sus normas de seguridad para garantizar el buen funcionamiento de sus instalaciones y velar por el bienestar de sus colaboradores. Esto con el acompañamiento de las autoridades pertinentes.
El grado de inversión otorgado a Paraguay encierra aspectos que, hasta ahora, el sector empresarial no ha tenido en cuenta o desconoce y que es necesario conocer para asegurar las inversiones y la satisfacción de los capitalistas.
Un componente fundamental al que se le debe dar importancia es la seguridad industrial. Hoy día, un incendio puede representar un riesgo significativo para la continuidad de las operaciones, así como también pérdidas considerables e incluso poner en peligro la vida de los colaboradores y clientes.
Fernando Ayala, presidente de la Cámara Paraguaya de Seguridad Industrial (Capasi), señaló que nuestro país necesita invertir en una mayor cultura de prevención. Y esto debe iniciar desde lo más básico, en las instituciones educativas, para luego sumarse a los esfuerzos realizados por los sectores público y privado.
Fernando Ayala, presidente de la Capasi, advierte sobre la necesidad de crear conciencia ante los riesgos en las empresas.FOTO: Eduardo Velázquez.
“A través de la Cámara proveemos información sobre, por ejemplo, el uso de los extintores, que es la primera barrera preventiva contra el fuego e informamos acerca de las empresas que están habilitadas para ofrecer este servicio. Además, acercamos a nuestros socios las innovaciones y oportunidades que se presentan en este ámbito”, refirió el titular del gremio.
La tragedia del Ycuá Bolaños, ocurrida hace 20 años, debe recordarnos la imperiosa necesidad de contar con normativas obligatorias contra incendios, sostuvo Fernando e instó a las autoridades a ejercer un mayor control en el mercado ante la aparición de empresas que operan de manera informal.
“El incendio es la principal causa de muerte en accidentes en el mundo, ni siquiera lo son las catástrofes climáticas”, aseguró. Y en este contexto, reconoció que, si bien se avanzó mucho en desarrollo tecnológico, aún queda mucho por hacer e insistió en que es preciso que los municipios ejerzan mayor control.
“Hoy las normas de seguridad no son obligatorias y sin embargo deberían serlo”, acotó. Reflexionó que, con la llegada de las multinacionales atraídas por el grado de inversión logrado recientemente -que de por sí traen sus propios estándares de seguridad- no debe haber lugar a las improvisaciones, sino más bien ajustar todo lo que haga falta para estar a la altura de los requerimientos.
Recordó que, en Asunción, con la promulgación de la ordenanza Nro. 468/14 en el año 2014, se introdujo como requisito la instalación de los rociadores automáticos, conforme al uso, al riesgo y a la envergadura de la edificación. Y también que, en el 2023, se dictó la norma paraguaya en la cual se establecieron los criterios técnicos para la instalación de los sistemas de extinción automática, como son estos rociadores.
Para finalizar, dejó entrever que hoy día los edificios antiguos en altura que se construyeron en la década de los 70 y 80 también presentan muchos riesgos a raíz de la falta de prevención y están prácticamente desprotegidos a causa de no contar con normas más modernas en protección de vidas en este tipo de construcciones, por lo que esto representa otra materia pendiente.