Paraguay, tras alcanzar el grado de inversión, se enfrenta a un panorama prometedor que lo posiciona favorablemente en el radar de grandes fondos e inversiones internacionales. Según Christian Cieplik, empresario de vasta experiencia, este logro otorga al país una mayor visibilidad y exposición en los mercados globales.
“Figurar en esa lista representa cumplir con ciertas reglas básicas garantizadas que atraen a los capitales”, explica Cieplik, destacando que el capital tiende a buscar seguridad y tranquilidad, factores que ahora están respaldados por la calificación de una agencia de riesgo como Moody’s Investors Service.
El impacto de este reconocimiento se refleja en la posibilidad de captar capitales a menores tasas de interés, lo cual propicia la generación de más empleos y una mejora en el poder adquisitivo de la población. Cieplik subraya que este progreso económico beneficia a todos los sectores, desde el agricultor hasta el empresario, al fomentar un aumento en el Producto Interno Bruto (PIB) y un mayor circulante en la economía. “Es una oportunidad para que la clase media vuelva a crecer, siendo esta la más importante desde el punto de vista del peso dentro de la economía”, agrega.
Para mantener este estatus, Cieplik señala que es crucial continuar con la línea de trabajo trazada por el Banco Central y el Ministerio de Hacienda. Destaca la independencia y profesionalismo con que el Banco Central ha manejado las políticas monetarias, lo que ha permitido al país mantener una estabilidad macroeconómica y resistir a eventos globales inflacionarios y de guerra sin grandes impactos. “Creo que lo vamos a poder mantener no relajándonos, sino siguiendo haciendo lo que se viene haciendo, porque evidentemente se viene haciendo bien”, afirma.
Finalmente, Cieplik resalta la importancia del grado de inversión para el mercado y cómo posiciona a Paraguay ante el mundo. “Nos da un mayor manto de seriedad, institucionalidad y seguridad jurídica, sumado a una robustez y solvencia en manejo financiero”, dice. Esto no solo atrae inversiones a corto plazo, sino que también incentiva a los grandes capitales a considerar proyectos de mayor volumen y a largo plazo, como industrias e inversiones agrícolas, consolidando así el desarrollo económico sostenible del país.