Olga Valdez
Directora Operativa de ECO
Instagram: olgui_valdez
Twitter: Ovaldez3
“El paraguayo quiere tocar”, dicen algunos, y quizá algo de razón tengan. A pesar del inmenso poder de nuestra imaginación, nos cuesta creer en lo que no podemos sentir directamente. Entonces, ¿cómo comunicamos conceptos que son intangibles, como la sostenibilidad, las políticas públicas o los derechos humanos? A continuación, compartiré algunas lecciones que aprendí en ese fascinante desafío.
La conexión emocional como puente
La clave para comunicar lo intangible está en nuestra capacidad de conectar a través de las emociones. Somos seres sociales, y aunque a veces lo queramos negar, son las experiencias emocionales las que nos mueven día a día. Al abordar temas como la sostenibilidad o los derechos humanos, debemos centrarnos en cómo estos conceptos abstractos impactan la vida cotidiana de las personas. En lugar de explicar el concepto en sí, hablemos del impacto real y palpable que tiene en nuestras vidas.
Ponerle rostro a lo que parece no existir
Contar historias personales ayuda a crear una conexión emocional, historias sobre cómo una política pública ha mejorado la vida de alguien o cómo las acciones de sostenibilidad han beneficiado a una comunidad pueden ser increíblemente poderosas. Estas narrativas ponen rostro y nombre a lo abstracto, haciendo que lo intangible se vuelva tangible a través de experiencias humanas reales.
El impacto de lo intangible en la vida diaria
Reforzando lo anterior, tomemos ejemplos concretos de las rutinas diarias. Todo está vinculado. Cómo gestionamos los desechos en nuestro hogar podría ayudar a aumentar la tasa de reciclabilidad y apoyar a miles de recicladores. El simple hecho de comprar ropa de segunda mano es parte de la economía circular; sin embargo, este tema va mucho más allá, por eso es que hay que conectarlo primero con lo concreto, porque finalmente nuestras decisiones diarias están ligadas a lo “intangible”. Cada elección afecta cuestiones más amplias y abstractas, y es en estos detalles cotidianos donde reside el verdadero poder de lo intangible.
Participación y experiencia directa
Fomentar la participación activa y las experiencias directas puede ayudar a las personas a comprender mejor estos conceptos. Programas comunitarios, talleres y actividades prácticas permiten a las personas experimentar de primera mano el impacto de sus acciones en temas como la sostenibilidad y los derechos humanos. Estas experiencias crean una conexión personal y tangible con lo que de otra manera podría parecer lejano.
Finalmente, el verdadero desafío es hacer que las personas conozcan, entiendan y en consecuencia puedan valorar aquello que no pueden tocar, pero que viven todos los días. Cada acción, por pequeña que parezca, contribuye a un impacto mayor. Reconocer y valorar estas acciones es lo que nos permite caminar hacia una sociedad más consciente y comprometida con el bienestar colectivo y la sostenibilidad. Apreciar lo intangible es, en última instancia, reconocer el hilo invisible que conecta todas nuestras acciones y decisiones con realidades palpables.