Alexandra Cortese, MSc. en Comunicación Corporativa y Manejo de Reputación. Foto: Gentileza.
04/09/2023 08:35
Lecciones de comunicación que aprendí con mis perros
Alexandra Cortese
MSc. en Comunicación Corporativa y Manejo de Reputación
Hace tres años, escribí un artículo de título similar, hablando sobre tres lecciones de liderazgo que aprendí con mi perro, Isidro. Estos aprendizajes se resumen en que un líder positivo tiene que motivar constantemente; que no poner límites es dañino para todos (más aún si tu perro es un rottweiler) y que lo que se gana trabajando es más valorado que lo que uno recibe “de arriba”.
Ha corrido mucha agua bajo el puente desde esa nota y estos pequeños (o grandes) seres me siguen dando lecciones muy aplicables a nuestra vida profesional y personal. La comunicación va más allá de lo que decimos y por eso, hoy quiero compartir cuatro lecciones de comunicación que aprendí con mis peludos, especialmente con una Scottish muy rebelde que día a día pone a prueba estas habilidades.
Lección 1: Para influir, necesitamos coherencia, consistencia y repetición. Esta lección es de las más conocidas, pero menos aplicadas. Por lo general, preferimos emitir una gran variedad de mensajes a elegir uno y martillar sobre el mismo. Aburre repetir “sentarse” cuando ya queremos pasar a “dame la pata” y, claro, para el emisor tanta repetición parece redundante, pero quien debe recibir y procesar el mensaje no siempre tiene el interés o la capacidad de hacerlo por lo que la repetición juega un rol clave en que los mensajes queden.
Otro aspecto importante es la coherencia; los mensajes que emitimos tienen que estar alineados con lo que hacemos, siempre. Decir “no te subas en el sofá” un día y al próximo “vení conmigo al sofá” crea confusión en cualquier especie animal.
Lección 2: La atención no es gratis.En tiempos donde estamos expuestos a tantos estímulos, la atención es nuestro recurso más limitado y la entregamos solamente si recibimos algo a cambio. Así como un pedazo de carne capta la atención de nuestro perro, esta recompensa para humanos puede basarse en entretenimiento, bienestar, información sobre algo que nos interesa; el hecho de que estés leyendo este artículo es porque creés que algo podés llevarte de él. Una de las maneras más efectivas de comunicar es identificando y poniendo a esta recompensa en el centro.
Lección 3: Los juegos son herramientas muy poderosas y poco explotadas.Desde naipes hasta tetrix, desde fútbol hasta videogames, los juegos históricamente captaron nuestra atención. Si buscamos cambiar un comportamiento a través de la comunicación, otra forma de lograrlo es gamificando una dinámica como lo hacemos con nuestros perros cuando les tiramos una pelota. Un ejemplo son las millas de vuelo, o los puntos de las tarjetas de crédito; en vez de comunicar “volá con nosotros” o “utilizá nuestra tarjeta” el mensaje se centra en los puntos que podemos ganar haciéndolo. Lo llamativo de esto es que una vez que entramos en el juego, tendemos a quedarnos enganchados por lo que podemos decir que esta técnica tiene un efecto más duradero que un estímulo puntual.
Lección 4: Antes de hablar, tener en cuenta los tiempos. La última lección; humanos, perros, animales, todos tenemos momentos donde somos más o menos receptivos. Al pensar en un mensaje, es fundamental escuchar y entender cuál es el momento indicado para entregarlo. Cuando mi perra Alloa tiene hambre, no hay forma de que pueda enseñarle algo. Asimismo, cuando un grupo de personas siente enojo, ir con un mensaje de choque posiblemente no sea la mejor idea (o tal vez sí). Para entender los tiempos necesitamos observar, escuchar y de hecho, toda comunicación efectiva sienta sus bases en estas dos acciones