Christian Kennedy
Director de London Import
Si lo que ocupa tiempo y espacio en nuestra cabeza nos lleva a accionar (o no) durante cada momento que vivimos, ¿no sería bueno tener más claridad?
Entonces, ¿qué ocupa más espacio en nuestra mente y hacia dónde nos dirige? Con tantas cosas que pasan en ese espacio –en medio de nuestras dos orejas y detrás de nuestros ojos donde todo se procesa desde el momento que despertamos (e inclusive antes)– hay una manera de visualizarlas mejor.
Ordenar nuestros pensamientos como si fuese una habitación pulcra probablemente sea imposible, ya que en el fluir del día también nuestro cerebro se mantiene procesando cada interacción del presente, pasado y futuro, o quizás todos a la vez, sin que nos percatemos.
¿Cómo podemos ir ordenándonos y sacar provecho a esto? Mediante el journaling.
Pero, “¿qué es el journaling?” preguntarán algunos. Esto decía en un artículo anterior “10 puntos para conquistar la mañana y el nuevo año”. “El journaling es una práctica creciente en el mundo de la gente exitosa. Procesamos aproximadamente 70 mil pensamientos al día. Algunos recurrentes y que nos cargan inconscientemente. La mejor manera de entender nuestros pensamientos y sentimientos es poniéndolos por escrito. Es una conversación con nosotros mismos. Incluye nuestros planes, nuestros miedos, nuestros logros, nuestros sueños. Nos da claridad, ayuda a ordenar nuestra cabeza”.
Entonces, ¿cómo empezamos esta práctica, este hábito del journaling?
En mi experiencia, esto es como en casi todo: empezar con lo básico. En este caso es comenzar a escribir. Podemos buscar “la manera perfecta”: pensando en el medio, el método, o inclusive comparándonos con gente que lo realiza hace tiempo y nosotros “no sabemos cómo”. Repito, no existe la manera perfecta. Así que, a empezar.
Medio. En papel o de manera digital. Mi preferencia hoy es hacerlo de manera digital, con una app que se adapta a mis necesidades: simpleza, practicidad y privacidad. Escribir 15 minutos o 45 minutos, depende del día, momento y de qué cosas tengamos que procesar internamente.
Métodos. Hay varios y cada persona encontrará qué le va sirviendo mejor en el momento de la vida en el que esté. Mi recomendación es nada más empezar a escribir y bajar esos pensamientos fugaces, tanto aquellos que pueden vivir haciendo pasadas por la mente o los que pueden que sean producto de ir escribiendo lo que surge. El primero, es quizás algo que tratamos de evitar, pero sigue ahí; el segundo, puede ser un instante de “iluminación divina” que no queremos que se nos escape. Estos y otros que nos van a ir dando claridad.
Momento. Por las mañanas para evaluar el día anterior y el día delante. Es impor- tante acá que sea antes de mirar pantalla alguna, nada de celulares, nada de “las noticias”. Podría ser por las noches también, al nalizar el día, para recapitular y evaluar el día siguiente. Lo importante es la mayor “quietud” posible.
Cómo. No hay un “cómo” exacto. Propongo esta guía básica para encender la mecha.
1. Tomarnos el tiempo de comentar cómo nos sentimos y por qué, qué nos quiere decir esa emoción, qué podemos hacer.
2. Qué pasó, qué nos llamó la atención, qué podemos destacar.
3. Gratitud. Ser especí cos. Pueden ser cosas que tomamos por obvias del día a día. Siempre ser agradecidos.
4. Tareas importantes del día que me van a acercar a mi meta. Lo esencial. Nunca se puede hacer todo. Considerar 3 cosas que si hacemos, sentimos que ganamos el día, que fue productivo.
Lo esencial. Escribir para nosotros y nada más que para nosotros mismos. Nadie nos juzga por lo que escribimos. Permitirnos ser transparentes, no escondernos nada a nosotros mismos, revelarnos tal cual somos. Hacernos las preguntas difíciles de por qué vemos las cosas cómo las vemos y por qué sentimos lo que sentimos, diferenciando lo que está bajo nuestro control y qué no.
Hacer esto con constancia, no necesariamente de “manera perfecta”. Incorporar el hábito de journaling, la introspección y la extrospección, mirar dentro y mirar afuera, buscando entendernos a nosotros y a otros. Aprender de cuestiones propias y ajenas. Así, paso a paso, vamos a poder tener una visión más clara de lo que queremos para nuestra vida y lo esencial en la misma.
Cuanto antes empecemos, mejor.
“La vida es muy corta y ansiosa para aquellos que olvidan el pasado, descuidan el presente, y temen el futuro” – Cita de Séneca.