El 2022 permanecerá en los anales por los beneficios récord de las grandes petroleras debido a la demanda insaciable de crudo y de gas combinada con la guerra en Ucrania, y todo apunta a que esta tendencia continuará en 2023.
Cuatro de las cinco empresas más importantes de petróleo (Shell, Chevron, ExxonMobil y TotalEnergies) batieron su récord de beneficio neto en 2022, mientras que BP batió un récord dejando al margen elementos excepcionales.
En total, en 2022 sumaron 151.000 millones de dólares de beneficios.
Los beneficios ajustados, que permiten una mejor visión de la rentabilidad al excluir las pérdidas contables causadas por las retiradas de Rusia, rondan los 200.000 millones.
Las compañías aprovecharon plenamente la escalada de precios, con un barril de Brent -referencia del oro negro- rozando los 140 dólares en marzo de 2022, y con el gas a 350 euros el megavatio hora el pasado verano boreal en Europa, 15 veces más que el precio habitual.
Desde entonces, los precios han bajado pero en 2023 “podemos tener otros picos, pues la guerra en Ucrania dista de haber terminado”, advirtió Adi Imsirovic, investigador en el Oxford Institute for Energy Studies.
Pese a las incertidumbres en la economía mundial, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) no espera que la demanda se reduzca y, al contrario, vaticina un crecimiento para 2023 (+2,2 millones de barriles diarios (mbd) en 2023, tras la subida de +2,5 mbd en 2022).
Las ganancias amasadas por los grandes grupos plantea un dilema para la clase política en Occidente, donde la vida se ha encarecido en los últimos meses.
En el Viejo Continente y en Estados Unidos, encender la caldera, hacer pan o conducir con diésel constituye un gasto importante para muchos hogares y empresas.
“Yo cumplo con mi parte para que bajen los precios, ha llegado el momento que Big Oil cumpla con la suya”, dijo Biden la semana pasada, aludiendo a las grandes compañías petroleras.
El martes, tildó los beneficios de esas empresas de “escandalosos”.
En Francia, el anuncio de las ganancias de TotalEnergies (20.500 millones de dólares) alimentó el debate de si esos “superbeneficios” se deberían gravar más.
En el Reino Unido, el gobierno aprobó en mayo de 2022 un impuesto a los beneficios energéticos excepcionales, algo que también hizo la Unión Europea en septiembre, con una “contribución temporal de solidaridad” que Exxon denunció ante la justicia.
“Lo que necesitamos en este momento es más oferta. En lugar de eso, lo que se ha puesto en marcha es una penalización al sector energético en su conjunto”, lamentó Darren Woods, presidente de Exxon.
Las grandes petroleras ya se beneficiaron en 2021 del repunte de la demanda tras la pandemia de covid-19, una tendencia que se intensificó en 2022, con los precios disparándose a causa del conflicto en Ucrania, las sanciones occidentales contra Moscú y la disminución de las exportaciones rusas.
Además, a estas multinacionales también les benefició el haber apostado por “activos de fuerte valor añadido” como los proyectos de gas natural licuado (GNL), apuntó Moez Ajmi, del gabinete EY.
¿Y ahora? “En mi opinión, los precios aumentarán a causa del embargo petrolero impuesto por Occidente a Rusia [...], así que esas empresas podrían ser tan rentables en 2023 como lo fueron en 2022″, apostilló Ajmi.
Según él, la demanda seguirá siendo alta por “la renuncia a la política de cero covid en China”.
Una demanda de gas y petróleo impulsada también por las decenas de miles de millones de dólares en subvenciones para los consumidores, unas medidas que “prolongan la crisis”, según Adi Imsirovic.