Una larga crisis parece acentuarse en el mundo y, como ha sucedido a lo largo de las últimas décadas, la economía estadounidense, especialmente el dólar, suele ser el más beneficiado. Solo ayer volvió a tocar un nuevo máximo y llevó a que monedas como la libra esterlina y el yuan tocaran mínimos de alrededor de 10 años, poniendo en evidencia las perspectivas negativas sobre la economía global.
Según datos de Bloomberg, entre las más afectadas frente a la divisa se encuentran la moneda londinense con una desvalorización de 6,34%. Entre los primeros lugares también destacan la corona sueca, con un retroceso de 5,01%, la corona noruega (-5%), el peso chileno (-4,82%), el dólar neocelandés (-4,17%), el euro (-3,89%), la corona danesa (-3,88%), el dólar australiano (-3,55%), el dólar canadiense (-2,95%), el franco suizo (-2,68%), el won surcoreano (-2,59%), el peso mexicano (-2,17%), el real brasileño (-1,76%) y el peso colombiano (-0,94%), entre otros.
El panorama no es alentador, pues el endurecimiento de la política monetaria de los bancos centrales de Estados Unidos, Reino Unido y China han llevado a que los inversionistas y el capital de riesgo se refugie, naturalmente, en el dólar, retornando a un panorama muy similar al experimentado durante las crisis de 2008.
En Inglaterra, los cambios bruscos del mercado son una respuesta a las nuevas medidas fiscales que incluyen amplios recortes de impuestos que los inversionistas temen que impulsen la inflación y aumenten los préstamos en un momento de rápido aumento de las tasas de interés.
“No estamos a un millón de millas del fondo, pero tendremos mucha volatilidad en ambos sentidos en los próximos días y posiblemente en las próximas semanas. Esto realmente no va a mejorar, aparte de todo lo demás, hasta que el dólar se recupere, pero también hasta que la gente empiece a tener más confianza en la gestión de la economía del Reino Unido”, dijo Kit Juckes, estratega jefe de divisas de Societe Generale.
En China, el banco dijo que impondrá un requisito de reserva de riesgo de 20% sobre las ventas a plazo de divisas por parte de los bancos. Desde agosto, este ha tratado de limitar las pérdidas del yuan a través de su tasa de referencia diaria y ha exigido que los prestamistas reserven más divisas como reservas.
Para el caso del país norteamericano, la presidenta del Banco de la Reserva Federal de Boston, Susan Collins, dijo que se necesita un endurecimiento adicional para controlar la inflación persistentemente alta y advirtió que el proceso requerirá la pérdida de algunos puestos de trabajo.
El circulo lo cierra Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, quien mencionó ayer que seguirá aumentando los costos de endeudamiento, incluso cuando se espera que la actividad económica se “desacelere sustancialmente”.
La funcionaria advirtió que el apoyo a los hogares y las empresas por parte de los gobiernos europeos ha sido demasiado amplio, lo que sugiere que corre el riesgo de interferir con los esfuerzos del BCE para dirigir el aumento de los precios hacia el objetivo de 2% desde el nivel actual.