Juan Carlos Zárate Lázaro
Socio-Consultor de XpectativaConsulting
A la hora de decidir la elección de una fuente de financiamiento para diversos propósitos, contamos con una variedad de opciones dónde poder acudir merced al amplio y variado abanico de oferta crediticia que se observa dentro de nuestro mercado de parte de las entidades financieras (Bancos y Financieras), Cooperativas de Ahorro y Crédito , Producción y Casas de Créditos.
La decisión del prestatario depende de aspectos primarios como el propósito del préstamo, monto requerido, rapidez con que puedan acceder a los mismos, las tasas nominales y reales de intereses, los plazos, entre otros.
Los prestatarios se han vuelto mucho más racionales a la hora de tomar sus decisiones, dado que enfrentamos una situación económica delicada, en donde nuestra capacidad adquisitiva, se ha visto cada vez más golpeada.
Las personas físicas acuden generalmente a préstamos de consumo, destinados a propósitos iguales o similares (arreglos de viviendas, de vehículos, viajes, gastos en salud, pago de deudas u otros imprevistos.), que por lo general son diseñados en cuotas mensuales y a plazos no menores a 12 meses, teniendo el potencial prestatario un espectro amplio de posibilidades en función a su capacidad actual/potencial de repago vs. su relación ingresos/egresos.
La decisión de acudir a tal o cual institución está muchas veces ligado a la relación crediticia que los mismos pudieran tener con una entidad, tiempo de respuesta, costo del crédito además de los requisitos solicitados que varían en función a sus procesos crediticios corporativos y de los exigidos por los entes que los regulan.
En función a las características intrínsecas del crédito, muchas veces los prestatarios recurren a Bancos o Financieras, dependiendo de los montos, propósitos u otras características que están relacionados con financiaciones de mayor porte orientados a la cobertura de necesidades de capital de trabajo además de inversiones en bienes de capital, debiendo estos por sus características propias ser a mediano y/o largo plazo pues la fuente primaria de repago proviene de las utilidades netas que va generando el giro operativo del negocio y no precisamente del producido de sus facturaciones.
Los préstamos personales son los que requieren de una mayor agilidad y velocidad de respuesta además de un menor nivel de burocracia para su aprobación y desembolso lo cual hace que muchas veces optan por las casas de crédito (entes no regulados hasta ahora), a pesar de que los costos financieros en las mismas son superiores a la de Bancos, Financieras y Cooperativas.
Se debe mencionar también a las facilidades que poseen los tarjetahabientes de tarjetas de créditos, permitiéndoles hoy por hoy acceder a financiaciones a costos financieros competitivos que no superan en promedio el 15% p.a.(siendo la menor en toda la región), y de las cuales han salido “ganadores” los del segmento medio-alto, dado que muchos de los que poseían líneas de créditos que oscilaban entre 1/5 millones fueron discontinuadas, ya sea porque se concentraba históricamente los mayores niveles de morosidad o porque en función a la estructura global de costos y gastos de las entidades financieras ya no resultaban lo suficientemente rentables.
Se observa dentro de nuestro mercado una marcada y cada vez más activa competencia entre estas instituciones, donde los productos crediticios como lo era hasta el siglo XX, ya no constituyen la principal fuente de ingresos/rentabilidad de los mismos, sino que los no crediticios cada vez más ocupan un sitio importante dentro del espectro de ingresos operativos/no operativos.