Paulo Almeida
Profesor de Liderazgo y Personas en Fundación Don Cabral *
La pandemia del covid-19 rompió fronteras y abrió un mundo mucho más volátil de lo imaginado. En este contexto, las siglas BANI aparecen para expresar este momento de transformaciones y aceleraciones. BANI del inglés Brittle, Anxious, Nonlinear and Incomprehensible, que significa frágil, ávido, no lineal e incomprensible, ahora se usa para describir el panorama pospandémico.
En el mundo BANI, la impermanencia es notable, la gente tiene miedo de diferentes pérdidas. La ansiedad por lo que vendrá ha hecho que muchos profesionales se sientan, constantemente, perdidos. La no linealidad tiene como marca registrada la desconexión entre causa y efecto. Y el exceso de información que fluye con tanta frecuencia y velocidad deja paralizada a la gente, sin saber cómo actuar. Por otro lado, la pandemia ha traído consigo oportunidades de avance, desarrollo y transformación para los profesionales del sector público y privado, acelerando la llegada del futuro del trabajo, las tecnologías y las innovaciones.
La mayoría de los profesionales contaba con la experiencia del trabajo a distancia, lo que, por un lado, favorecía la reducción de horas en el tráfico y los desplazamientos, por otro lado, requería un proceso de adaptación a un horario sucesivo de reuniones online y el equilibrio entre actividades domésticas y familiares. Competencias conductuales como la resiliencia, la adaptabilidad y la flexibilidad se hicieron más evidentes en el ambiente organizacional, provocando una ruptura en el replanteamiento del recorrido de los individuos y las organizaciones. Liderar y continuar administrando y comprometiendo se convirtió en algo central para el gerente en BANI World.
La adaptabilidad es la capacidad de afrontar y adaptarse a una nueva situación a través de soluciones innovadoras. Y la flexibilidad es la eficacia y eficiencia con la que las personas responden a situaciones de presión. Para liderar y participar en este contexto BANI, los líderes necesitaban enfrentar la adversidad y desarrollar su capacidad de reinventarse y evolucionar, brindando más valor a la sociedad. Y ahora se hace imperativa la práctica del liderazgo adaptativo: líderes que no dudan en cambiar el rumbo de lo planeado, cuando se dan cuenta de que la realidad no se presenta como se esperaba y que son capaces de movilizar a las personas para salir adelante frente a nuevos desafíos.
Teniendo en cuenta los resultados de una encuesta reciente de FDC, la práctica del liderazgo adaptativo es actualmente una necesidad urgente y una competencia a desarrollar.
En general, las empresas necesitan líderes que no duden en cambiar el rumbo de lo planificado, necesitando pasar de una mentalidad fija a una mentalidad de crecimiento, convirtiéndose en líderes capaces de movilizar a las personas para que avancen ante los nuevos retos. Las organizaciones también necesitan promover iniciativas estructuradas para alinear a sus altos cargos con la digitalización y la innovación. También tendrán que hacer una evaluación para implementar estructuras de recompensa específicas que promuevan los objetivos digitales, enmarcándolos en procesos de transformación y adaptación de su liderazgo. Romper los silos y abrir canales de comunicación también se presenta como una de las necesidades actuales.
El fomento de los mecanismos de intercambio de información y la puesta en común de datos, así como una visión más sistémica e integradora de esta información, serán otros elementos a tener en cuenta en el desarrollo de un liderazgo guiado por los datos y una estrategia compartida.
Cuando hablamos de liderazgo, estamos hablando de una capacidad de mirar más macro, con la llamada vista de balcón, mirando los resultados de la acción estratégica y táctica de los líderes. Cuando hablamos de gestión, estamos hablando de los resultados de una acción más táctica, adecuada a la apreciación y motivación diaria de los empleados, como la Fundación Don Cabral enseña y entrega en su Programa PAEX. En definitiva, involucrar y liderar en el Mundo BANI pasa por esta calle de doble sentido: líderes preparados para su tiempo, capaces de involucrar equipos, gestionar personas y actores de la transformación organizacional.
* En colaboración con Denise Leite, directora de Programas de la Fundación Don Cabral