En un rincón del local se puede apreciar un pedacito de historia y de la pasión de Stephie y Joaquín, ambientado con fotografías de los viajes realizados por Europa, sus libros y revistas de moda.
Una parada obligatoria en el barrio Recoleta de Asunción es el local gastronómico Chaval, desde donde el aroma a pan recién salido del horno se confunde con la nostalgia e invita a hacer un viaje por los sentidos y también por los recuerdos. Bastará con evocar los desayunos en familia o el brunch de los fines de semana para darse cuenta que el pan es un alimento que acompaña en casi todas las comidas.
Hoy día, la clásica fórmula de harina, agua y levadura dio paso a otras combinaciones, por ejemplo, las que llevan distintos tipos de semillas. Claro, eso sin dejar de mencionar que el salvado tomó la delantera y la levadura se despidió con el uso de la llamada masa madre.
¿Masa madre? Sí. Quizás para algunos este concepto sea nuevo. Sin embargo es tan antiguo como los panes que con ella se elaboran. Se trata de un fermento compuesto de harina y agua que no contiene ningún tipo de levadura añadida, pero que aporta un sabor y aroma especiales a las masas y ayuda a controlar su acidez.
El matrimonio conformado por Joaquín Abreu y Stephanie Aizenberg, viene trabajando en un emprendimiento que rinde culto a este tipo de masa que encanta a niños y adultos por su textura y sabor inigualables.
Los inicios. Joaquín cuentan que todo comenzó en Barcelona cuando empezaron a investigar sobre los fermentos y sus propiedades a tal punto de que se convirtió en “obsesión” y pasaron del kimchi, el chucrut, kefir y la kombucha hasta descubrir que podían hacer panificados.
Él, paraguayo, editor de fotografía y cine; ella, argentina y diseñadora de moda, unidos por la pasión de la experimentación. “Cuando comenzó la pandemia tuvimos un poco más de tiempo para retomar los cursos y la investigación que habíamos iniciado hacía un buen tiempo sobre la masa madre. Mi esposa, Sthephanie, hacía todo tipo de panes en casa y con el paso de los meses y el confinamiento, hasta pensaba que me encontraba en una panadería europea”, comentó entre risas el emprendedor.
Sin saber que este hobby marcaría el comienzo de una vida empresarial, el matrimonio iba perfeccionando su técnica, y ya con el paso del primer año de pandemia, nació el deseo de abrir un negocio propio, más que nada por el contexto en el que se vivía. “No teníamos pensado abrir la panadería hasta que mi hermana nos pregunta: ¿y si abren una panadería?”, relató Joaquín.
“Si bien nunca nos lo habíamos planteado, a pesar de que estábamos todo el tiempo haciendo panes, al final nos gustó la idea y comenzamos a avanzar cada vez más confiados. Contratamos los servicios de asesoría de Jorge Cibils, que además de ser nuestro amigo, tiene 10 años de experiencia en el sector gastronómico, y fue así que él nos ayudó con el business plan y toda la parte del proyecto. Incluso, él nos sugirió el nombre: Chaval. En España la traducción literal al guaraní sería “mitâ´i”, pero si lo ponemos en otro contexto y de manera más coloquial es también muy utilizado entre amigos. Además es un nombre que representa mucha experimentación, mucha alegría y juventud”, aseguró.
Por su parte, Stephanie agregó que lo que buscaban era algo que estuviera conectado con los años de experiencia adquiridos en España. “Definitivamente esa era una parte importante de todo. De hecho, quisimos contagiar un poco esa experiencia acá. Como se puede observar, el local tiene fotos nuestras en Barcelona y de otros viajes. Es lo más parecido a una fábrica industrial, no le hicimos tantos cambios a su diseño original, solo lo necesario para poner en marcha el emprendimiento”, relató.
Los productos. Las estrellas de este negocio son las palmeritas, el pan Chusco Chaval y los cruasanes simples. A estas propuestas se suman el pan Rodó con sésamo blanco y negro tostado y remojado; los rollos de canela, la cake de miel y almendras, que es ideal para acompañar con un drip coffee, especialmente en estos días frescos.
También destacan el babka de chocolate y avellanas en forma de rosca, las variedades de cookies, budines, los cruffins de caramelo salado con avellanas tostadas, los bollos Momo, los banana bread en versión cute&mini, así como los hot cross buns y los cruasans con naranjas confitadas in- house y pastelera. ¡Todos enfáticamente recomendados!
“Casi todos nuestros productos estuvieron desde el inicio. No contamos con nuevas variedades sino con toques diferentes como el pan con semilla de sésamo, distintas variedades de una base parecida a Pan de Campo con semillas, el pan Chusco Chaval con nueces, el Chusco Chaval Festivo con damascos, higos, un toque de jengibre y canela, un pan bien otoñal”, precisó el emprendedor.
Un aspecto digno de ser mencionado es que todos los productos que utilizan harinas integrales son elaborados a partir de harinas ecológicas molidas a piedra; azúcar orgánica, entre otros ingredientes completamente eco para garantizar a los comensales la conservación de todas las propiedades nutricionales y un sabor único.
El local cuenta con capacidad para recibir a unas 15 personas en el interior y a otras 15 en la terraza. De allí que sus instalaciones son adecuadas para realizar un after office e incluso algún cumpleaños previa reservación.
La atención es más que cordial, pues los comensales son recibidos por su propietario. En cada uno de los rincones de Chaval se puede apreciar un pedacito de historia y de la pasión de sus emprendedores. Está ambientado con fotografías de los viajes realizados por Stephie y Joaquín, sus libros y revistas de moda.
Y es que Joaquín es editor de fotografía y cine y Stephie es diseñadora de moda. “Todas estas revistas vinieron conmigo de Barcelona”, comentó entre risas la emprendedora. “Básicamente este local representa nuestros años en España y nuestras pasiones. Tratamos de transmitir un poco de lo que sabemos de la panadería europea y nos centramos en la masa madre”, explicó.
En la agenda. A tan solo dos meses de la inauguración del local, los emprendedores se muestran felices con los primeros resultados. Ahora apuntan a sumar nuevas propuestas y revelan que tienen en mente abrir otro local que complementará a Chaval. Este y una serie de proyectos gastronómicos llegarán con el paso de los meses y conforme vayan testeando el mercado y ganándose la aceptación del público.
Además, adelantaron que tienen pensado incorporar más productos a la carta y ofrecer propuestas para el almuerzo como unas focaccias rellenas, avocados toast, entre otras ideas que girarán en torno a la elaboración del pan.
Actualmente se encuentran buscando las mejores marcas de cervezas con las que trabajarán y tienen puesto el foco en habilitar las tardes de vermut y tapas básicas, atendiendo a que llega el fresco y que la gente siempre busca un mimo especial para pasar las tardes noches rodeada de amigos y la familia. Estos son algunos de los planes, pero el ingenio de los emprendedores nunca se detiene y está siempre dispuesto a sorprender con alternativas inspiradas en el deleite y las nuevas experiencias.
“Para los que quieran visitarnos, estamos en Cruz del Chaco esquina Dr. Eduardo López Moreira. También tenemos delivery para Asunción, Lambaré y Luque. Con el tiempo iremos expandiéndonos a más ciudades”, puntualizó Stephie.