Marcelo Codas
Twitter: @CodasMarcelo
En general, el deseo de los padres dueños de empresas familiares es que todos sus hijos permanezcan en la empresa y suele ser una decepción cuando alguno de ellos no quiere pertenecer a la misma. Básicamente, la consigan es: juntos en la familia, juntos en la empresa, para siempre.
Si bien este deseo es absolutamente natural, el mismo no puede ser cumplido siempre, ya que para que ello ocurra deberán darse una serie de condiciones que, de no existir, podría evaluarse la posibilidad de realizar lo que se conoce como la “poda del árbol familiar”.
La poda del árbol familiar es el proceso por medio del cual uno o más familiares se desvinculan de la empresa familiar. Esto que podríamos considerar como una cuestión normal, en algunos casos puede llegar a generar una serie de dificultades en la familia si los padres piensan que el deseo de no pertenecer a la empresa también implica el deseo de dejar de mantener relaciones con la familia.
A fin de prevenir y mitigar estas eventuales dificultades, es conveniente que la familia trabaje en la generación de acuerdos para establecer el procedimiento a seguir en el caso que alguno de sus integrantes desee desvincularse de la empresa familiar.
Imaginémonos que tengamos la intención de crear una sociedad para emprender una determinada actividad, lo cual obedece, generalmente, a que entendemos que solos no podemos realizar el emprendimiento. Entonces, buscamos personas que por sus capacidades profesionales o recursos económicos puedan ser nuestros socios.
Así, uno elige a sus socios. A contrario sensu, lo que ocurre en las empresas familiares es que no se tiene la posibilidad de elegirlos. Esto es así, ya que el carácter de socio se adquiere por razones de orden hereditario.
En algunos casos, en la medida que una empresa familiar avanza en el tiempo, los hermanos o los primos no desean ser socios o prefieren retirar la parte que le corresponde en la empresa para proyectos personales o de su familia más pequeña. En otros casos, el relacionamiento familiar se ve en severo riesgo por desavenencias generadas en la empresa.
La poda del árbol familiar no es negativa y debe realizarse si es necesaria. Lo que se busca es la felicidad de la familia y si para ello es necesario no estar todos juntos en la empresa, los que lo desean deben seguir su propio destino, pero manteniendo siempre la unidad familiar.
El símbolo por excelencia en la empresa familiar es un árbol longevo, que representa la continuidad, la unión de las diferentes ramas, el haber pasado por diferentes etapas de crecimiento y también el haber superado momentos difíciles.
Por ello, podar el árbol en la empresa familiar a priori puede parecer que va en contra del valor fundamental de mantener la familia unida. Sin embargo, la poda del árbol muchas veces acaba siendo un factor clave para salvar la familia y también la empresa (Agustín Ricard).