Andrea Burt
Directora Ejecutiva de Sistema B Paraguay.
La crisis climática acentuó la frecuencia e intensidad de los desastres naturales. Si bien la ubicación geográfica del Paraguay nos juega a favor: al ser un país mediterráneo y sobre el Trópico de Capricornio, no tenemos riesgos de tsunamis, terremotos, tornados o nieve; sin embargo, ante la falta de planificación urbana, el país se paraliza cada vez que llueve.
La población en situación de vulnerabilidad es siempre la más afectada durante los temporales: a raíz de los desbordes del río, la caída de granizos sobre techos precarios, y la imposibilidad de transitar los caminos de tierra.
No obstante, hoy en día el clima extremo nos impacta a todos. Apenas empieza a llover, se inundan las calles y por lo tanto no podemos llegar a la escuela o al trabajo a tiempo. Los vehículos no resisten a las lluvias (y mucho menos a los raudales), y si las canaletas están sucias, las casas y comercios se llenan de agua en cuestión de minutos.
A simple vista, pareciera que el planeta está afectando a los negocios. La cancelación del Asunciónico es un ejemplo de cómo las condiciones climáticas echaron a perder de una manera desprevenida y descontrolada una inversión millonaria de un festival que no pudo llevarse a cabo.
Asimismo, artistas de gran renombre internacional vivieron en carne propia las consecuencias de la lluvia torrencial en una ciudad que creció de manera improvisada, y la noticia recorrió el mundo. La gente se solidarizó con la empresa a cargo de la producción del evento porque perdió dinero por motivos de fuerza mayor.