Gabriela Rojas Teasdale
Presidenta de la Fundación Transformación Paraguay
@gabyteasdale
Terminamos de dar los primeros pasos de este camino que acabamos de iniciar. Y es bueno volver a darle una mirada al plan que nos propusimos durante este nuevo año. ¿Cómo están tus metas? ¿Cuáles son las acciones diarias que debes realizar? ¿Tenés un sistema para medir tus avances? ¿Qué sentís que te está costando? Este es el momento para ajustar todo aquello que no condice con nuestro actuar en el día a día. Tener claridad, soltar lo que no nos sirve y, sobre todo, ser realistas. Es muy importante a la hora de plantearnos crecer y convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos.
Hace unos días aprovechamos nuestro viernes de cine en casa para ver la nueva película de Disney: “Encanto”. Y hace honor al nombre porque ¡quedamos encantados! con ese mundo mágico, lleno de colores, música y flores. Pero además de eso rescato el gran mensaje que al final se robó mi atención.
Lo primero que me gustaría compartir y puede ayudarnos a todos en este proceso de prepararnos para vivir cualquier cambio o iniciar un nuevo año está relacionado al poder que tienen nuestras creencias. Creencias que muchas veces nos pueden limitar. Así pasó en la película con la abuela Alma, que representaba el dolor y el sufrimiento que le generó el pasado, ya que toda su vida vivió con miedo a volver a experimentar eso que le hizo mal. Controlada por ese miedo, terminó, sin mala intención, afectando la verdadera esencia de los integrantes de su familia. ¿Cuáles son las creencias que hoy te están limitando a vos? ¿Qué es eso que no te deja descubrir tu propio valor, tus talentos y sobre todo tu verdad? ¿Tus creencias están influenciando negativamente en las personas que te rodean?
Luego aparece la nieta Maribel, la protagonista de esta bella historia. Ella, muy diferente a la abuela, representa el cambio, una nueva manera de ver el mundo. Ella es quien se anima a sanar las heridas y mantener la magia. Atípica, pero genuina. En momentos se sentía observada, desdichada por no tener un don especial. Una joven que cuestionaba mucho, curiosa, con ganas de entender ciertas cosas o temas que no se podían hablar dentro de la familia. Con sus anteojos grandes, que hacen alusión a lo lindo de ver claramente sin filtros, Maribel empieza a reconocer las caretas que cada uno traía consigo. Reconoció que existían grietas, estaban rotos, ciegos y por supuesto, que eso traería consecuencias.
Su don era ayudar a mostrar la verdad, a asumir los errores y ayudar a sanar. Como esa mariposa que se distingue en su vestido, ella representaba la transformación dentro de la familia.
Lo mismo pasa en nuestras vidas. Muchas veces no queremos reconocer que nuestra vasija está dañada y sanar nos produce mucho miedo. Esa inseguridad de no saber qué nos puede suceder al asumir lo que no está bien nos desestabiliza y paraliza, y la raíz de todo está en la fuerza de nuestras creencias. Cerrar los ojos ante la verdad nunca es buena opción.
Analicemos nuestros pensamientos para darle una nueva mirada a nuestra propia realidad. ¿Qué estamos escondiendo? ¿Qué grietas tenemos que sanar para así evitar que nuestra casa se derrumbe?
Para evolucionar debemos ir un paso a la vez, porque la transformación es un proceso en donde nuestra intencionalidad en cuanto a las acciones que tomamos juega un papel clave.
Estas son las lecciones que nos dejó la peli:
1.- Nadie es mejor que nadie. No juzgues. Acepta y valora las diferencias.
2.- Convertite en eso que verdaderamente querés ser, sin buscar la perfección. Porque hay belleza en lo imperfecto.
3.- Atrevete a soltar tu pasado, a sanar tus heridas.
4.- Disfrutá de la magia que genera el cambio.
Que los pensamientos correctos, las buenas decisiones y una actitud optimista nos lleven a seguir transitando los próximos meses que tenemos por delante. Y que tus dones traigan mucha magia a tu vida y a la de quienes te rodean.