Karina Hugo
Especialista en Educación y Creadora de modelos pedagógicos
Con la llegada de la pandemia, en todo el mundo las desigualdades en la educación de los niños, niñas y adolescentes se han acrecentado. Durante estos casi dos años se ha estudiado menos o se ha dejado de estudiar, por lo tanto, la adquisición de habilidades y conocimientos se detuvo. Si seguimos así, la tendencia es que el retroceso en educación continúe.
Ya podemos hablar de que la generación de estudiantes pos-COVID será la más rezagada en educación si no hacemos un diagnóstico del déficit de los aprendizajes, tanto en los conocimientos esperados según el grado y los programas de estudio, así como en el desarrollo de habilidades para la vida.
La pandemia ha obligado a niños y jóvenes a seguir sus estudios a distancia, con el riesgo de perder muchos aprendizajes importantes para su desarrollo pleno.
El período lectivo 2022 se encuentra a la vuelta de la esquina y serán los niños que asistan presencialmente a la escuela quienes aprenderán. Las ventajas de la presencialidad son insustituibles.
Asistir a clases presenciales permite obtener una relación cercana, muy necesaria para el aprendizaje, ya que existen aspectos que son especialmente importantes en el nivel preescolar y la primaria, como el movimiento, la experimentación de los sentidos, las rutinas, la repetición de acciones y, por supuesto, la socialización.
Estamos ante un nuevo ciclo escolar que requerirá que las instituciones realicen un exhaustivo diagnóstico con los niños que recibirán, ya que muchos de los niños con edad para el primer grado llegarán a las escuelas sin haber pasado por el nivel inicial, es decir sin haberse escolarizado aún; otros se inscribirán en el segundo y tercer grado sin haber aprendido aún a leer, a escribir o las operaciones básicas. Pero además de ello, y no es un componente menor a considerar, muchos de los niños que volverán presencialmente a las escuelas están atravesando aún un tiempo de duelo debido a las muertes en sus familias a causa de la pandemia y otros no han tenido la oportunidad de socializar cercana y continuamente con otros niños de su misma edad y solo se han relacionado con adultos. Estas y muchas otras particularidades deberán ser tenidas en cuenta para la evaluación de la forma personalizada en que debe ser encarado su proceso de aprendizaje en el 2022.
El mayor riesgo para los niños que no regresen a clases presenciales es el impedimento del desarrollo de las habilidades blandas y de la socialización. En tales casos, el desarrollo de ello se restringirá al ámbito del hogar, lo cual para un niño es insuficiente.
Con relación a los aspectos académicos del aprendizaje, la presencialidad permite conectar al niño con sus conocimientos previos de manera significativa y que experimente con el contexto educativo.
Los componentes socioculturales dan la oportunidad de construir el aprendizaje de manera colaborativa, junto con la guía del maestro, aprendiendo unos de otros y manejando otros aspectos muy importantes en la maduración del niño como, por ejemplo, la frustración durante la infancia.
Entonces, los niños que no regresen durante el período 2022 a la escuela de forma presencial muy probablemente perderán la posibilidad de “aprender del otro y con el otro, así como la de desarrollar la etapa madurativa en la que se encuentran, estimulando aspectos concernientes a su emocionalidad, a su lenguaje y también a su corporalidad y serán los niños que seguirán expuestos exclusivamente a la pantalla como medio para encontrarse con otros niños y, sobre todo, no podrán explotar su potencial y su desarrollo pleno.