Angelo Palacios
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Twitter: @angelopalacios
Siempre suelo comentar, cuando me preguntan sobre economía o cosas que suenan complicadas, que realmente la economía es sencilla, es suficiente con compararla con un cuerpo humano. Habría que mirarla así para entenderla en forma más fácil. Las células podríamos ser cada uno de nosotros, que buscamos los mecanismos y medios para vivir y nos asociamos para formar sistemas productivos, profesionales varios. Por ejemplo, el sector alimenticio podría ser el tubo digestivo, el sector de telecomunicaciones podrían ser los sentidos, el sector de seguridad podrían ser los glóbulos blancos y nuestro sistema inmune y así cada uno puede ir completando mentalmente esta lista; es tan larga como participantes de la economía existen.
Inicio con esta introducción porque hoy deseo principalmente compartir con ustedes mi visión del sistema financiero, el Banco Central y lo referente a Política Monetaria, Tasas de Interés de referencia y otras “medicinas” que se disponen para ayudar al cuerpo a funcionar bien. En mis ejemplos en algunas clases que tuve la oportunidad de dar, siempre he comentado que, usando el paralelismo con el cuerpo humano, todos los órganos funcionan bien mientras que les llegue suficiente sangre, por eso las trombosis en las venas son tan graves y hasta mortales en algunos casos. Haciendo este paralelo, el dinero que el Banco Central inyecta o contrae de la Economía (el cuerpo) es como la sangre que lleva el oxígeno y alimento a todas las células y al sistema productivo.
Por ejemplo, al inicio de la pandemia, cuando todos los “órganos” del cuerpo productivo quedaron casi paralizados por la incertidumbre económica, tanto por la enfermedad o por el simple temor de contraerla, al igual que los bancos, financieras, cooperativas y demás también cuasi paralizados por el temor de prestar y no poder recuperar lo prestado por parte ha llevado al Corazón (Banco Central), a bombear más sangre a través del Sistema Circulatorio (Sistema Financiero), esto luego también fue apoyado por un sistema de garantías a los préstamos como el Fogapy, para que los Bancos (el sistema circulatorio) se animen a hacer circular dicha sangre ahora más disponible y más barata. Hacía falta más dinero, más sangre, más oxígeno, y es lo que se hizo. Lo contrario ocurre cuando existe demasiada sangre en comparación con las necesidades de los órganos productivos, se puede decir que la “presión sanguínea” sube (in ación), el cuerpo ya no necesita tanta sangre y hay que aplicar medidas “contractivas” del flujo sanguíneo, eso es lo que hizo el Banco Central recientemente, subiendo las tasas de interés, (haciendo más cara la sangre o pagando mejor por la sangre), de modo que a los Bancos (el sistema circulatorio), les interese nuevamente “estacionar” la sangre que tienen en el Banco Central y que ya no circule tanta sangre por el cuerpo, o si circula que salga más cara, y que el público (los órganos productivos) prefieran no tomar tanta deuda, disminuyendo así el circulante de dinero y reduciendo los niveles de precios.
En breves palabras, los sectores agrícolas, ganaderos, industriales y de servicios necesitan de oxígeno (sangre) para alimentar su producción, pero siempre en la justa medida de modo que no tengan que preocuparse por ello y enfocarse en su función principal. Buen trabajo el realizado por el Banco Central, la AFD, el Banco de Fomento, el Fogapy, los demás entes públicos que apoyaron, el sector privado que asumió los riesgos según sus posibilidades y todos los que han peleado juntos esta batalla. Ahora viene el desafío de reducir la inflación y que nuestro país siga siendo uno de los más estables en la región.
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