La nueva generación de empresarios invierte, y mucho, y al contrario de lo que se pueda pensar, lo hace buscando beneficios a largo plazo. Se caracteriza por tener una buena cultura financiera, quizá mucho mejor que la de sus padres, y por haber optado por cambiar su actitud hacia el dinero. Santiago Campos Cervera, director ejecutivo de ARCA apunta 8 tipos de inversiones que realizan sus pares.
1. Capacitación permanente: Estamos viviendo un cambio de era. Necesitamos cultivar la flexibilidad y aprender a hacer algo que quizás nunca antes lo habíamos necesitado. No me refiero solamente a nuevas habilidades sino a aprender a sostener el proceso de “estar cambiando de habilidades todo el tiempo”.
2. Desarrollo personal: Muchos son los expertos que han advertido que la pandemia más significativa que tendremos por delante, es la ausencia de salud mental. Las famosas “habilidades blandas” o de “liderazgo” quedan rezagadas en la medida en que aquel que las construye no tenga solidez personal. La meditación, la terapia y el hecho de aprender a pedir ayuda, se han convertido en activos centrales para estos tiempos.
3. Experiencias locales e internacionales: Es cierto que viajar abre nuestra mente, amplía nuestro mundo y permite intercambiar con personas de distintos ámbitos. Cambiar de contexto desde una disposición abierta al aprendizaje y la exploración es sin duda una inversión significativa.
4. Inglés: Si te interesa estar a la vanguardia del conocimiento global en la disciplina que sea, el inglés es tu principal herramienta, así como la capacidad de programar software y manejar datos. Hay evidencia suficiente para respaldar las ventajas competitivas que tiene una persona que habla inglés a la hora de encontrar trabajo y más aún a la hora de inventar su propio trabajo.
5. Salud / educación financiera: Las finanzas, así cómo cualquier otra disciplina, son un mundo más, tienen su propio código, lenguaje y normas, la diferencia con otros ámbitos es que no podemos elegir si participamos o no en ella, dado que forma parte de prácticamente todo lo que hacemos. Aprender a gestionarla correctamente debería ser un Derecho Humano.
6. Crypto: Internet y el mundo financiero han experimentado transformaciones sin precedentes desde la introducción de la tecnología blockchain y las criptomonedas al ecosistema global. Algunas personas aseguran que hablar de crypto hoy es como hablar de internet a finales de los 90. ¿Se imaginan lo que pensaba la mayoría de la gente sobre internet en ese momento?, ahora la pregunta es: ¿No te hubiera gustado ser parte de esa generación que construyó los cimientos de las tecnologías que vinieron a transformar nuestras vidas para siempre? No me refiero sólo a la posibilidad de adquirir criptomonedas, sino además, a la oportunidad de ser parte de iniciativas y proyectos construidos a partir de estas tecnologías.
7. Bienes raíces: “El diablo sabe más por viejo que por diablo”. Si está demostrado que funciona... ¿Por qué no hacerlo? El gran desafío pasa por comprender cómo, dónde, cuándo y sobre todo en tener la disciplina y paciencia suficiente para llegar al momento en el cual tenemos el poder adquisitivo necesario para hacer alguna inversión significativa.
8. Construir relaciones significativas: Más que el resultado, se trató del camino, más que del camino se trató con quienes. Si somos de los que creemos que al final lo que nos queda son relaciones con las que construimos experiencias, necesitamos reconocer que esta dimensión de nuestra vida, requiere igual o más dedicación y compromiso que las demás.
9. Proyectos con impacto: Cada vez somos más los convencidos de que el éxito, en ningún caso, se puede seguir midiendo sólamente por el resultado económico obtenido durante el ejercicio. La crisis climática, el deterioro democrático y la desigualdad son algunos de los múltiples desafíos que nos piden a gritos una transformación cultural en nuestra dinámica; desde la forma en la que construimos nuestras aspiraciones y consumimos, hasta la manera en la que producimos bienes y servicios.