Un equipo de jóvenes universitarios compite por alcanzar el anhelado Hult Prize. Su proyecto, ReMango, logró posicionarse entre los 40 mejores del mundo y ahora aspira a quedar entre los 6 seleccionados que participarán de la final en octubre, en la sede de las Naciones Unidas de Nueva York. Ellos sueñan con cambiar la realidad de muchos compatriotas que viven en situación de pobreza y vulnerabilidad a través de la industrialización de una fruta.
Llevan casi un año en competencia y el entusiasmo de estos jóvenes paraguayos así como su calidad técnica se elevan en cada presentación. Han dejado atrás a 3.000 competidores de todo el mundo para convertirse en uno de los equipos favoritos del Hult Prize, iniciativa que otorgará un millón de dólares en capital semilla a la idea más innovadora que resuelva los desafíos sociales más difíciles del mundo.
El proyecto que defienden con tanta pasión y esmero Paolo Stagni, Ignacio Rotela y Gonzalo Martínez se denomina ReMango y es tan bueno como la fruta a la que han seleccionado como protagonista.
Con este emprendimiento, los universitarios apuestan por revolucionar la industria alimenticia de Paraguay y llegar al mundo con un producto que tendrá como valor agregado el empoderamiento de cientos de personas en situación de pobreza y vulnerabilidad de nuestro país.
“Sólo en Gran Asunción se desperdician 3.000 toneladas de mango”, comentó Paolo. Considerando que estas frutas crecen en las calles, maduran y caen a las veredas formando una gran alfombra amarilla a la vista de todos y sin que nadie les preste la debida atención, estos jóvenes plantean darle un valor agregado y convertirlas en un producto que sirva para ser industrializado.
Para ello, proyectan trabajar con alrededor de 20.000 familias de recicladores y acopiadores –que serían unos 100.000 paraguayos que viven del reciclaje- para que sean ellas quienes se encarguen de recolectar los mangos y de llevarlos a los centros de acopio para su posterior selección, procesamiento y comercialización.
Al respecto, Paolo aseguró que este proyecto ya ha sumado el apoyo de empresas paraguayas que están interesadas en su implementación. “Tenemos ya varias cartas de intención que provienen de grandes compañías que desean trabajar con nosotros. Además, hemos avanzado con algunas alianzas y tenemos números concretos así como partnerships cerrados. Esperamos también contar con el apoyo del Gobierno para que esta iniciativa pueda tener un mayor alcance”, refirió.
Seguidamente, reveló que el Hult Prize y los expertos con los que tuvieron la oportunidad de entrenar les brindaron las herramientas necesarias para transformar una “idea loca” que nació en un aula, en una hermosa realidad que se concretará independientemente de que logren ganar o no el premio. “La ejecución del proyecto en sí nos costará USD 150.000. Imagínense si ganamos los USD 1.000.000. ¡Sería a gran escala, mucho más eficiente y con tremendo potencial!”, enfatizó Paolo.
Los planes. A mediano plazo, los universitarios prevén incorporar otras frutas que no están siendo del todo aprovechadas en Paraguay, utilizando el mismo modelo de negocio que consiste en articular una red de recolectores conformada por personas que busquen tener una oportunidad para progresar.
“Ellas se encargarían de llevar la materia prima a los centros de acopio y nosotros de trasladarla hasta la planta industrial, clasificarla por categorías y procesarla hasta extraer la pulpa que será el producto a comercializar en el mercado local e internacional y con el que trabajarán las distintas empresas para la elaboración de sus respectivas propuestas. También existe la posibilidad de desarrollar un nuevo tipo de ecoplástico, teniendo una infinidad de aplicaciones potenciales”, concluyó