Gaby Rojas Teasdale
Presidenta de la Fundación
Transformación Paraguay.
@gabyteasdale
Cuando enfrentamos grandes desafíos surgen también dudas sobre si seremos capaces de superarlos. Y este es un tiempo de desafíos. En un entrenamiento reciente compartimos una historia budista que no solo me llegó al corazón sino me llevó a reflexionar sobre las emociones y lo mucho que significa poder controlarlas en el momento justo. Se trata de un carpintero cuyo negocio comenzó a decaer al punto de llevarlo a una profunda depresión. A pesar de sus esfuerzos, no era capaz de ver la salida. Desesperado, fue en busca de la ayuda de un anciano sabio quien luego de escucharlo lo llevó a su jardín para mostrarle dos plantas: un helecho y un bambú.
El anciano le contó que enterró las semillas al mismo tiempo y mientras el helecho creció casi de inmediato, el bambú se negaba a asomar. Tuvo que regarlo durante cinco años antes de que comenzara a crecer con rapidez hasta alcanzar una altura de más de 10 metros. “¿Sabes por qué tardó tanto el bambú en salir?”, preguntó el anciano. “Porque estuvo cinco años dedicándose a fortalecer su raíz”, le dijo. “Recuerda que las frustraciones te fortalecen y que, si no consigues aún lo que buscas, no debes desesperarte. Tal vez estés echando raíces”.
El mundo ha cambiado de manera drástica el último año y medio, y estoy segura de que muchos podrían identificarse con ese carpintero que no lograba ponerse de pie. Pero tal vez este ciclo que nos ha tocado vivir nos está enseñando a ser más pacientes, más perseverantes, y a la larga, más fuertes. En mayor o menor medida, hemos enfrentado situaciones que nos han puesto al límite, y la manera en que respondemos a esas situaciones es lo que verdaderamente nos lleva a marcar la diferencia.
Las cosas no siempre llegan cuando queremos y no todo lo que hacemos sigue un mismo camino. Algunas veces necesitamos esperar más tiempo para obtener resultados y debemos aprender a controlar esa espera porque tal vez estemos fortaleciendo nuestras raíces para crecer mucho y mucho más.
Otra de las lecciones de esta historia es que todo lo que nos sucede sirve para algo, tiene un propósito. Tanto lo bueno como lo malo. Siempre cuesta pensar que las cosas malas que nos ocurren puedan tener algún significado positivo.
¿Qué tiene de bueno perder un trabajo o que tu negocio se venga abajo? Todo tiene un por qué, aunque la tristeza y la desesperación no nos deje verlo.
Quizás el siguiente trabajo que encuentres sea mucho mejor o tengas la oportunidad de reinventar tu negocio en algo que te dé más satisfacción en el plano personal y profesional.
Finalmente, el valor de la perseverancia es crucial. Podrías darte por vencido, pero eso solo va a perjudicarte a vos y a tus seres queridos. En cambio, si no perdés las esperanzas ni te rendís ante las adversidades, vas a crecer cada vez más, así como el bambú del anciano.
El desafío está en entender cada situación y responder de manera sabia y coherente sobre todo ante todo aquello que no nos gusta y nos cuesta.
Muchas veces nos descontrolamos sin tener todo el contexto claro, pero depende de nosotros elegir cómo reaccionamos ante las situaciones difíciles e inesperadas. Podemos tirar la toalla y abandonarnos al azar o hacer todo lo posible para continuar nuestro camino asumiendo la responsabilidad de nuestra propia vida.