La implementación de la tecnología, el trabajo remoto, el cambio en los hábitos de consumo y la forma como las personas se interconectan, están motivando una transformación en el mercado profesional.
El Foro Económico Mundial (FEM) en su estudio “El futuro del trabajo”, estimó que para el año 2025, serán modificados 85 millones de los puestos tradicionales como parte de la interacción entre las personas y las máquinas; mientras que 97 millones de nuevos empleos serán demandados como parte de una nueva división entre humanos, máquinas y algoritmos.
La investigación resaltó en este sentido, que las habilidades tecnológicas serán las que definirán los perfiles profesionales para los próximos cinco años. Para James Hernández, presidente y cofundador de la consultora internacional Trust Corporate, “la toma de decisiones, la adaptación al cambio, la habilidad para interpretar las diferentes realidades y las oportunidades que ofrece el entorno serán parte de las destrezas más valoradas por las empresas.
Ante este escenario podremos encontrar una alta demanda de perfiles que requieran el análisis y la interpretación de datos; y cargos como los científicos, especialistas en inteligencia artificial, ingenieros en robótica, desarrolladores de software y especialistas en transformación digital”.
La consultora Trust Corporate presenta las seis habilidades que serán más demandas por parte de las empresas en el futuro cercano:
Pensamiento crítico: cada vez será más importante la toma de decisiones, la evaluación de la información y entender elementos como el contexto, la realidad del mercado, las oportunidades del negocio y la continua evaluación de la forma que se hacen las cosas.
Inteligencia social: los profesionales que cuenten con habilidades para evaluar rápidamente las emociones de quienes los rodean y adapten sus palabras, el tono y los gestos al contexto de la situación serán altamente valorados. La capacidad para relacionarse con los compañeros, colaboradores, jefes, clientes y proveedores de manera asertiva, que posibilite motivar interacciones eficientes, permitirá a las organizaciones ser mucho más eficientes en sus procesos y en la obtención de resultados.
Creatividad: adaptarse al cambio será un factor continuo de la nueva realidad empresarial y tener la posibilidad de encontrar alternativas, salirse de las soluciones tradicionales, mirar más allá de lo establecido y tener un pensamiento abierto favorece la operación de las organizaciones.
Trabajo en equipo: la pandemia vivida durante el último año y la forma como las organizaciones debieron adoptar sus esquemas para facilitar el trabajo remoto, puso de manifiesto el valor de tener integradas a las personas en la operación. Sin importar el canal por el cual se relacionan, la oportuna comunicación es un factor fundamental.
Dominio del Big Data: ante los nuevos retos laborales, resultará imprescindible tener la capacidad para traducir grandes cantidades de datos abstractos, comprenderlos y bajarlos a la realidad del negocio. La información recolectada ayuda a proyectar diferentes escenarios; pero los trabajadores con la destreza para tomar decisiones y proyectar escenarios serán quienes realmente puedan destacarse y aportar un valor especial a las organizaciones.
Enfoque sostenible: el incremento de una conciencia ambiental por parte de las personas y el consumidor final están motivando un cambio en la forma como las empresas interactúan con su entorno. La sostenibilidad ambiental o la economía verde son modelos que las industrias implementarán con mayor decisión y tener dentro del equipo a personas con un pensamiento inspirado en estos factores ayudará al cumplimiento de sus compromisos y en la creación de soluciones, productos y procesos con este ADN.
El informe publicado por el Foro Económico Mundial destaca además que el 50% de todos los empleados necesitarán volver a formarse a medida que continúe la adopción de la tecnología.
”La realidad a la que estamos expuestos desde hace más de un año producto del covid-19 y sus consecuencias en las empresas y su forma de trabajar, mostró la necesidad de contar además destrezas como la autogestión, el manejo del estrés, la flexibilidad y el aprendizaje continuo. Las organizaciones que consigan integrar de manera funcional lo mejor del talento humano, con los beneficios de la tecnología serán los grandes capitalizadores de este nuevo esquema laboral”, concluye James Hernández.