Uno de los mejores regalos que puedes darte es el aprendizaje de cómo dominar el arte de la autodisciplina. Aprender a cómo decirte a ti mismo “no” es un paso importante para volverte una persona más fuerte, más sabia y más madura.
Si eres emprendedor y crees que te falta autodisciplina, lo primero que tienes que hacer es enfocarte en objetivos. Deberás tener en cuenta, que la autodisciplina obedece antes a los objetivos y propósitos que a los impulsos. Por lo tanto, esto será lo más importante para lograrlo. Compartimos algunas recomendaciones ideales para que pongas en práctica todas las claves y consigas desarrollar la autodisciplina en tu vida personal y profesional mediante el equilibrio en ambas.
1. Averigua qué mina tu disciplina: ¿Demasiado tiempo en redes sociales? ¿La tele? ¿La comida basura y los aperitivos poco saludables? ¿Los videojuegos? ¿Algún hobby adictivo que absorbe tu atención? No podrás hacer nada al respecto hasta que no identifiques tus debilidades.
2. Elimina tentaciones: Tener tus ‘vicios’ a mano te hará más vulnerable, así que trata que caer en ellos sea más difícil. Igual que a aquellos que quieren hacer dieta se les recomienda que no tengan en casa comida no adecuada, mantente lejos de las redes sociales si eres adicto a ellas o inhabilítalas o instálalas en un dispositivo que dejes en casa.
3. Planifica: Establece objetivos y tiempos, así como diseña planes de actuación que te sirvan de guía para mantenerte enfocado en tu resolución. El no saber dónde te diriges y de qué forma hace más fácil que te pierdas por el camino. Tener para cada día una lista de tareas que poder ir ejecutando y marcando como conseguirlas te reportará satisfacción personal, autoconciencia de tus avances y un sentido de propósito.
4. Hazlo fácil: No te marques metas muy estrictas o plazos muy cerrados. Ve introduciendo hábitos poco a poco, de forma sencilla, no intentes ser ultradisciplinado de un día para otro. Si tu problema es, por ejemplo, que usas demasiado Whatsapp durante la jornada laboral, empieza por marcarte un par de horas iniciales de aislamiento de Whatsapp silenciándolo. Más adelante, amplia el tiempo hasta que interiorices que la mensajería es una herramienta a tu servicio, y no viceversa.
5. La rutina es buena: Crear hábitos es importante, y eso se consigue introduciendo en tu programación del día tareas repetitivas. Estructura tu jornada de forma que cada tarea se haga a una hora o un modo determinados. Si de 12h a 13h programas la gestión de clientes, en poco será como un acto reflejo y no te costará nada.
6. Trata de no aburrirte: Una cosa es estructurar el día con tareas repetitivas y otra que la rutina te provoque aburrimiento o cansancio, que son dos de los principales detonantes para que abandones tu disciplina buscando una recompensa inmediata. Intercala tareas poco gratas con otras que te gusten y motiven y no dediques demasiado tiempo a ninguna de ellas, sólo el suficiente para que lo que hagas tenga resultados operativos. Tu mente necesita descanso y variedad.
7. Analiza tu desempeño: Dedica unos minutos a valorar cómo lo estás haciendo. Lleva un diario o toma notas de cómo te ha ido el día, si has conseguido mantenerte enfocado, si has caído en alguna distracción, si se te ha hecho pesada alguna tarea… Ve adaptando tus metas y tus exigencias a tus necesidades.