La principal ventaja que trae consigo la economía circular es la oportunidad de la construcción exponencial de capital económico, social y ambiental, y aunque varios son los desafíos para integrar esta visión a los negocios, la mayor resistencia al cambio aún proviene a nivel directivo.
La economía circular es una alternativa atractiva frente al presente modelo económico de “extraer-producir-desperdiciar” debido a que está llegando al límite de su capacidad física, por lo que actualmente se busca redefinir qué es el crecimiento, focalizando en los beneficios para toda la sociedad.
“Aplicar modelos circulares representa una oportunidad de incremento de productividad y competitividad en todos los sectores de la economía paraguaya, ya que más allá de reducir costos de gestión de residuos, incrementa sustancialmente la eficiencia con la que se consumen los recursos naturales”, opinó el Ing. Mauricio Solalinde, quien se encuentra gerenciando el Proyecto de Promoción de la Economía Circular en Paraguay, llevado adelante por la Fundación Moisés Bertoni con el apoyo del Laboratorio de Innovación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID Lab).
Sin embargo, advirtió que existen desafíos para integrar el modelo circular a las operaciones del negocio, entre ellos el diseño de una estrategia adecuada para la transición. Por ejemplo, el uso de materia prima secundaria en reemplazo de la materia prima virgen no siempre es la solución más adecuada; también, transitar hacia la circularidad implica estar abiertos a cambiar el business as usual de las operaciones de un negocio y, además, hay que considerar el comportamiento de los consumidores, que es un driver clave para las operaciones, por lo que si no hay una adopción del consumidor hacia modelos de consumo más circulares, toda la operación de un negocio se ve en riesgo.
Pero por sobre todo, Mauricio considera que existe una resistencia al cambio porque a nivel directivo aún se asocian términos vinculados a la sustentabilidad, como es el de reciclaje y consumo responsable, como procesos que entorpecen el crecimiento de una compañía, cuando realmente se trata de un incremento de productividad sistémico, trayendo consigo un impacto socioambiental positivo.
Acciones para el cambio. La Fundación Moisés Bertoni viene impulsando en conjunto con el BID Lab iniciativas para consolidar y acelerar la transición hacia una economía circular, entre ellas se encuentran (a) el Diagnóstico del Metabolismo de la Economía Paraguaya, que permitirá obtener información sobre la situación del país en cuanto a los volúmenes de materiales que se consumen y se desperdician en nuestra economía; (b) El diseño de un Plan de Acción de Economía Circular para el área Chacarita Alta, trabajo que incluye a las carteras MUVH, MOPC y el BID. (c) Este año también se lanzará un programa específico de innovación para fortalecer el ecosistema de las Mipymes para que puedan empezar a adoptar modelos circulares más competitivos y rentables y, por último, (d) la Fundación se encuentra promoviendo el recientemente conformado Grupo Impulsor de la Economía Circular en Paraguay. “Este grupo multisectorial, compuesto por representantes del sector público, privado y de la sociedad civil, tiene como objetivo convertirse en un referente en el ámbito liderando la transición hacia la economía circular de las empresas paraguayas”, explicó el ingeniero civil.
Los aportes de la Fundación al Grupo estarán concentrados en el apoyo en la gestión del grupo, fungiendo de articulador entre las distintas iniciativas público-privadas que se deseen realizar para amplificar y maximizar el impacto económico, social y ambiental. En el corto plazo se trabajará en estrategias orientadas al incremento de las tasas de recuperación de materiales residuales, fortalecimiento de la cadena de logística inversa y diseño de instrumentos de política pública que permitan consolidar a la economía circular en Paraguay.
Para Mauricio, el actor más clave que permitirá empujar un cambio es cada uno de los consumidores. Con cada compra que realiza, emite un voto de confianza hacia las marcas de que está dispuesto o no a consumir. “En algún momento dejamos de ser conscientes de este poder y hemos permitido que nos vendan productos con excesiva cantidad de plástico que lo usaremos 30 minutos y se degradará en 500 años. En segundo lugar, las empresas finalmente ofrecen productos que el consumidor está dispuesto a comprar, pero más allá, estas deben empezar a mirar a la economía circular como un medio para un fin, y ese fin es ser más sustentables, pero también más competitivos y más rentables”, finalizó.