Marcelo Codas Frontanilla
En Twitter: @CodasMarcelo
El empresario familiar español, Mariano Puig, en ocasión de una conferencia, manifestó lo siguiente: “En la vida hay cinco pasos importantes: aprender a hacer, hacer, enseñar a hacer, hacer hacer y, finalmente, dejar hacer”. Estas palabras resumen, magníficamente, la vida de un empresario familiar.
En efecto, el fundador es un emprendedor nato, alguien que ve donde otros no ven y que está adelantado a su tiempo. Así, con escasos recursos empieza su emprendimiento y aprende a hacer, pasando muy rápidamente a la siguiente etapa que es la del hacer.
En la medida en que el emprendimiento avanza el fundador pasa a “enseñar a hacer” y es aquí donde se presenta la primera dificultad ya que, en muchos casos el mismo está muy ocupado en la gestión por lo que no tiene el tiempo deseado. No son pocos los casos en que toda la información está en la cabeza de una sola persona (el fundador) y si, de pronto se va, se genera una gran dificultad. En consecuencia, es muy importante que el fundador dedique el tiempo que sea necesario para enseñar a hacer.
En la siguiente etapa, la del “hacer hacer”, es donde la delegación es fundamental. En este sentido, se debe aprender a delegar y para ello se requiere de tiempo y paciencia, pero es absolutamente imprescindible para que la empresa pueda continuar en el tiempo. Finalmente, se llega a la etapa más difícil que es la de “dejar hacer”.
Leyendo un artículo de Josep Tapies en relación al “dejar hacer” en la empresa familiar encontré unas palabras del prestigioso director técnico de fútbol Pep Guardiola, en ocasión de la comunicación de su retiro como técnico del Barcelona.
El mismo, luego de pasar por una gran etapa de un prestigioso Club español mencionaba: “Yo ya no puedo dar más.
La exigencia es muy alta y el entrenador tiene que estar fuerte para trasmitir tantas cosas a los jugadores”.
Decía igualmente: “Necesito descansar, alejarme, porque si no, nos hubiéramos hecho daño. Hemos vivido demasiadas cosas juntos para que, solo por el hecho de estar, se tambaleara la relación con los jugadores”.
Pensemos ahora en una empresa familiar y, específicamente, en su fundador que está en una edad aproximada de 65 a 70 años, cuyos hijos tienen entre 35 y 40 años y trabajan en la compañía familiar desde aproximadamente 20 años.
Es muy probable que, luego de unos 40 años de exitosa carrera empresarial el fundador ya no pueda dar más, ya no tenga suficiente fuerza, necesite alejarse de la empresa, especialmente, de la gestión.
Obviamente la decisión del fundador, de retirarse de la empresa por él creada que es como un hijo más y tal vez el más querido, porque ha sido hecha a su imagen y semejanza, es harto difícil, pero necesariamente debe ser abordada.
El “dejar hacer” del fundador es un proceso por el cual el mismo debe pasar, para lo cual el primer paso es que éste sea consciente que es una tarea que debe llevar adelante y, en segundo lugar, que llegado el momento, tome la decisión de pasar la posta