Veloz y obediente, ni ladra ni muerde, y en especial, nunca deja sorpresas desagradables en el suelo.
El perro-robot AlphaDog es la respuesta a dos de las grandes pasiones de los chinos: las mascotas y la tecnología. Equipado con detectores, funciona gracias a la inteligencia artificial, lo que le permite “oír” y “ver” su entorno. Aunque no tiene cabeza ni cola, “es como un perro de verdad”, resume Ma Jie, responsable de tecnología de la empresa Weilan, que ideó el prototipo.
Con una velocidad máxima de 15 kilómetros por hora, AlphaDog reivindica ser el más veloz del mercado y sus cuatro patas metálicas le otorgan una mayor estabilidad que a un perro, explican sus diseñadores quienes –como demostración– le propinan un puntapie al robot.
El robot evoluciona libremente en su entorno utilizando internet móvil 5G, con un tiempo de respuesta ultrarápido. “Detecta la fricción y el nivel de inclinación del suelo para ajustar su altura y la velocidad”, comenta Ma Jie.
Más de 1.800 AlphaDogs fueron vendidos en su primer mes de comercialización, por la suma de 16.000 yuanes (cerca de 2.400 dólares).
“Los encargos vienen principalmente de desarrolladores de computadoras, amantes de la tecnología, pero también de niños que realmente parecen adoralos”, precisa Ma Jie. Mientras que Pekín invierte masivamente en nuevas tecnologías, especialmente en inteligencia artificial, los robots ya están presentes en la vida cotidiana de los chinos como repartidores de paquetes, servidores en los restaurantes o incluso encargados de pruebas de detección del covid-19.
Fuente: AFP