Lo que comenzó como una iniciativa que buscaba promocionar el autoconsumo de alimentos saludables se convirtió en un proyecto de impacto socioambiental que sirvió para mejorar las condiciones de vida de mujeres que residen en zonas de extrema pobreza y vulnerabilidad. Conocé la historia de Guerrilla Verde, una de las organizaciones ganadoras del concurso Moirũ.
Guerrilla Verde es una organización ambientalista con enfoque social que nació en el 2019 en plena pandemia, con el objetivo de apoyar a las comunidades de los Bañados Norte y Sur con productos orgánicos para las ollas populares que se realizan en la zona.
Alberto Núñéz es el impulsor de esta inicitiva que, según comenta, comenzó en la huerta de su casa, que había hecho con la intención de promover el consumo saludable de hortalizas y verduras durante la estricta cuarentena decretada por el Gobierno nacional a inicios del mes de marzo.
Como los resultados fueron más que positivos y la iniciativa impactó en varias comunidades aledañas al lugar donde vive, pronto pasó a otro plano y se convirtió enun estilo de vida que, actualmente, contribuye a paliar problemas sociales en entornos vulnerables, tales como la violencia intrafamiliar y el desempleo.
Cuando las restricciones sanitarias se volvieron un poco más flexibles con la implementación de la cuarentena inteligente, a Alberto y a un grupo de amigos se les ocurrió que podían llevar al Bañado Sur -una de las zonas más pobladas y de extrema pobreza de la capital- algunas semillas y plantines que tenía para distribuirlos a las personas interesadas en hacer sus propias huertas comunitarias y así coadyuvar a buscar una salida ante la falta de alimentos, principalmente, de verduras y hortalizas que escaseaban en las ollas populares que se realizaban”, relató nuestro protagonista, quien agregó que por lo general las donaciones de alimentos en aquel momento solo incluían algunos artículos no perecederos y no así verduras y hortalizas, sumamente importantes para llevar una dieta equilibrada.
Alberto reconoció que, al principio, les resultó muy difícil ganarse la confianza de los pobladores. Sin embargo, confesó que ahora se sienten plenos al saber que pudieron ayudar a muchas familias a superar el círculo de pobreza y a mejorar su calidad de vida.
“Tuvimos que enfrentar varias dificultades, pero con el paso de los meses y los primeros resultados que se obtuvieron la gente fue sumándose y confiando en el proyecto e inclusive recibimos el apoyo de una ingeniera ambiental que nos ayudó mucho con la parte técnica, y, que además nos llevó al Bañado Norte para participar de un taller de compost financiado por el PNUD”, recordó. Al respecto, dijo que esta actividad complementó a la que venía realizando y reforzó el mensaje de apostar por cultivos más sustentables.
Un gran aliciente. Hace poco más de una semana, Guerrilla Verde se alzó con un importante galardón de USD 5.000 que fueron entregados en el marco del concurso Moirũ, impulsado por la Comisión ODS Paraguay, la Estrategia Nacional de Innovación (ENI) y el Laboratorio de Aceleración del PNUD.
Y es que esta iniciativa no solo aporta una solución innovadora para proteger y mejorar la cadena de suministro de alimentos, sino que también respeta el medio ambiente y empodera a mujeres en situación de pobreza y condiciones de vulnerabilidad.
“Cuando recibimos el anuncio de que fuimos uno de los cinco ganadores del concurso, inmediatamente compartimos la noticia con las emprendedoras con las que trabajamos en los bañados. La alegría de ellas fue inexplicable así como también la nuestra al notar que esto nos permitirá seguir creciendo en conocimientos y empoderando a más mujeres que en su gran mayoría son sacrificadas recicladoras de la zona “, indicó Alberto.
Nuevas experiencias. Alberto comentó que tuvieron la oportunidad de llevar este proyecto ja otros puntos del país, tales como Colonia Independencia y Areguá, además de recibir propuestas para implementarlo en los departamentos de Alto Paraná y Paraguarí.
“Nosotros soñamos con que esta iniciativa cobre relevancia a nivel local e internacional”, apuntó. Comentó que las huertas están compuestas por una variedad de hortalizas y verduras entre ellas lechugas, zapallos, zanahorias, tomate, repollo, remolacha, rúcula, cebollas, entre otros productos. Pero no solamente se dedican a ese rubro sino que también cuentan con cultivos de flores como girasol, margarita, caléndula, amor perfecto y suculentas, además de plantas medicinales y árboles frutales e incluso abono orgánico.
Para completar el círculo virtuoso, se suman mujeres carpinteras de los bañados que elaboran composteras que sirven luego para el cultivo de semillas de otras propuestas.
Más huertas. El anhelo de Alberto es llegar con Guerrilla Verde a más puntos del país. El es consciente de que para lograrlo precisará de asistencia técnica y un mayor financiamiento. De allí que la organización se encuentra abierta a realizar alianzas que permitan que más personas cuenten con huertas destinadas al autoconsumo y que, además, generen un valor agregado.
Por el momento, trabajan con 20 mujeres que llevan adelante la producción de sus propias huertas y que contribuyen a aportar a las ollas populares que se realizan en los bañados así como a generar fuentes de ingreso para el sustento de la familia.