Daniel Goleman, autor de La inteligencia emocional, best seller internacional, asegura que el efecto que causan las personas conflictivas va más allá de una molestia momentánea. Según el mismo, la buena relación es como una vitamina, la mala, como un veneno. Además de que las emociones ajenas también son contagiosas.
La amabilidad, la actitud positiva, y la reducción del contacto con este tipo de personas, son algunas estrategias válidas para neutralizarlas. Pero primero es necesario conocer cuáles son las características y los ejemplares más comunes.
De acuerdo con Cheryl Richardson, autora de Take Time for Your Life, y Lillian Glass, autora de Toxic People, expertas en relaciones interpersonales, estos son algunos de los rasgos típicos de las personas problemáticas.
1. Los negativos. Ven el mundo a través de lentes oscuros, y a uno le toca la ardua tarea de elevarles el ánimo, desafío similar a subir una piedra montaña arriba. Por ejemplo, si una persona dice: “Tengo que buscar trabajo”, otra, tratando de ayudar, le responde: “Ahora hay muchas oportunidades en tu campo”. Inmediatamente, la primera replica: “Sí, pero es difícil a mi edad”, y así sucesivamente, hasta que llega un momento en el que uno, que trataba de animar, acaba deprimido, e incluso, temiendo por su futurolaboral.
2. Los quejosos. Se pasan la vida lamentándose de “lo mismo”, que puede ser desde la pareja, el empleo, los hijos, hasta la economía, pero no hacen nada para cambiar la situación. En realidad, esta persona sólo quiere quejarse, pues esto le produce un alivio momentáneo. Después de una sesión maratónica de quejas, en la que al final nada se resuelve, uno acaba absorbido.
3. Los criticones. Ponenobjeción a todo lo que otro dice y hace. Para ellos, otro nunca da la talla. Por supuesto, insisten en que las críticas son “para el bien de la persona”. Pero la realidad es que te dejan por el piso. Por regla general, los criticones le encuentran un defecto a todo: la película, la cena, el servicio en el restaurante.
4. Los belicosos. Cualquier incidente, por mínimo que sea, les provoca una reacción agresiva. Estas personas sienten que deben vigilar todo lo que otro dice o hace, para no encender la pólvora, porque cuando ellos estallan, arde Troya. Esto apaga su espíritu.
5. Los débiles e indefensos. Constantemente necesitan que uno hable por ellos, que los defiendan, apoyen, protejan, porque no saben valerse por sí mismos. Pero llevar este peso saca hasta la última gota de energía, mientras ellos permanecen tranquilos y felices, porque no cargan con ninguna responsabilidad. En este grupo, también se incluyen a los que se denominan “poca cosa”, pues practican la agresión pasiva.
6. Los sarcásticos. Sus comentarios crueles, burlones y sarcásticos, pueden resultar chistosos, pero cuando ese humor negro siempre va dirigido a una persona en particular, éstos acaban por minar su espíritu. Después de una sesión de ironías y comentarios ácidos, uno se siente dolido e insultado. Su humor hiriente es dañino para el alma, porque siempre golpea donde más duele.
7. Los catastróficos. Siempre están hablando de huracanes, enfermedades, muertes, desgracias y colapsos económicos. Para ellos, la vida es un peligro inminente, y si algo va a ocurrir, seguramente será muy malo. Cinco minutos con ellos acaban con los nervios.