Desde pequeño aprendió los rigores de la vida y con sacrificio salió adelante. Hoy Miguel Ángel Riveros, propietario de la firma Tupi S.A., comparte responsabilidades y experiencias con seis de sus siete hijos a quienes legó más que la parte material, la cultura del trabajo.
Miguel Ángel Riveros tenía 10 años cuando falleció su padre, por lo que tuvo que abrirse camino sin este importante respaldo y guía. Abandonó su pueblo, Acosta Ñu, en Eusebio Ayala, y fue a Isla Pucú y luego a la casa de una tía en Asunción. Pronto se independizó, consiguió un trabajo y aprendió a vivir con lo mínimo, cubriendo sus gastos básicos y sus estudios.
A los 25 años obtuvo el título de licenciado en Ciencias Contables en la Universidad Nacional de Asunción y consiguió un puesto en un banco. La suerte le sonrió con una oportunidad única en una empresa exportadora de soja y algodón. Se dio cuenta de que lo que realmente quería era tener su propio negocio. Ahorró y en 1986 abrió una librería. Meses después tuvo que cerrarla ya que la ganancia no era la esperada. Entonces incursionó en la venta de electrodomésticos y así nació "El Toke", en 1987.
"Mis inicios no fueron fáciles. Salía personalmente a ofrecer y vender mis productos. A muchos les daba a crédito y sin previo estudio de posibilidades de pago. Tuve que pelear mucho para cobrar, porque si no el negocio quebraba", recordó Miguel Ángel. En 1990 conoció a una persona que lo llevó a Villa Hayes para realizar sus ventas y a veces debía hacer hasta 3 viajes para abastecer los pedidos. Su negocio creció y tuvo otra perspectiva. Fue así que se dio cuenta de que era momento de invertir en un local propio y lo encontró sobre Boggiani, en ese entonces una zona prácticamente desértica.
"Tuve una visión. Me propuse dar vida a esta zona y lo logré. Fundé Tupi S.A. en 1996, invité a todos mis clientes a visitar el nuevo local. Los atendía personalmente y así fui creciendo, a tal punto que tuvimos que ampliar dos veces nuestras instalaciones porque no dábamos abasto", acotó. Tupi hoy cuenta con 420.000 clientes activos, 600 colaboradores, una casa central en Asunción y 14 puntos de venta en el interior que trabajan de forma exclusiva con la empresa. Además de Tupi y de El Toke, también tiene otra unidad de negocio denominada Globo S.A, que es también administrada por el clan Riveros.
La segunda generación. "Llevo en mi ADN la cultura del trabajo. Por eso a mis hijos les enseñé a trabajar desde muy pequeños. Ellos ingresaron a la empresa a los 10 años. Les encargaba tareas sencillas como cortar papeles, limpiar los muebles, trapear el piso. Esto les permitió conocer a cabalidad todas las áreas", señaló el propietario.
Hoy, seis de sus siete hijos trabajan junto a él. "La familia es demasiado trascendente para formar una organización. Estamos en la época en la que todo se maneja a través del capital. Uno puede contratar a los mejores gerentes, pero nunca va a contar con el sentimiento que tiene la familia", expresó.
Desde el principio tuvo una política: Ser honesto y responsable. Cree que tarde o temprano la gente valora eso. "Uno puede ofrecer la mejor propaganda, la mejor sonrisa, pero lo que prevalecen son esos valores. La gente no es tonta, sabe dónde invertir. Eso hace que seamos exitosos", asegura.
Soñar en grande. Ampliar su sede central para fin de año, construir un centro de compras gigantesco y expandir el negocio quizás al interior del país, forman parte de los planes de Miguel Ángel. Él es un hombre que está listo para enfrentar cualquier desafío. Su frase favorita es: "Nunca te rindas, sueña en grande, ponte metas y lucha por ellas. Todo se puede lograr con la fe puesta en Dios".