La economía paraguaya enfrenta un desafío creciente con la expansión de la economía subterránea, un fenómeno que representa casi la mitad del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Según el último informe de PRODesarrollo y Mentu, en 2023, la economía subterránea alcanzó los USD 23.595 millones, equivalentes al 47% del PIB.
Este informe no solo cuantifica el problema, sino que también profundiza en las causas y consecuencias de esta informalidad persistente que abre la puerta a actividades ilegales y genera un entorno económico desfavorable para el desarrollo formal y sostenido del país.
Una de las principales causas del crecimiento de la economía subterránea es el contrabando en la frontera con Argentina, exacerbado por la depreciación de la moneda del país vecino. La diferencia en el valor de las divisas y la situación económica precaria en Argentina han incentivado el contrabando, convirtiéndose en un motor significativo del avance de la informalidad en Paraguay. La presión sobre las divisas en el mercado formal debido a la alta demanda de pesos y dólares es una consecuencia directa de esta dinámica fronteriza.
A pesar de una ligera disminución en la informalidad laboral (del 63% al 62,1%) y en la pobreza (del 25,5% al 22,7%) en 2023, la proporción de la economía subterránea respecto al PIB ha aumentado. Este fenómeno refleja que las mejoras en ciertos indicadores no son suficientes para contrarrestar el arraigo de la informalidad. Las personas y pequeñas empresas, excluidas del sistema financiero formal, a menudo recurren a medios ilegales para financiarse, como la usura, donde enfrentan tasas de interés extremadamente altas. Estas prácticas no solo agravan su situación económica, sino que también alimentan un ciclo de endeudamiento y explotación.
Consecuencias de la economía subterránea
Usura y actividades ilícitas
La usura es uno de los aspectos más oscuros de la economía subterránea. Según Jorge Garicoche, gerente de Economía de Mentu, las tasas de interés en el mercado de la usura pueden alcanzar niveles exorbitantes. Un microcrédito en el sistema formal, con todos los costos adicionales, puede tener una tasa anual del 80%, mientras que en la informalidad, el mismo préstamo se otorga al 40% pero por solo 25 días, lo que anualizado se traduce en una tasa del 500%. En casos extremos, los intereses pueden llegar al 20% diario, generando ganancias que no pueden ser completamente blanqueadas en el sistema formal.
Este dinero “ocioso” busca otros destinos, a menudo financiando actividades ilegales como la trata de personas o el narcotráfico. Las ganancias obtenidas de la usura y otras actividades informales encuentran su camino hacia redes de crimen organizado, exacerbando problemas sociales y económicos más graves.
Contrabando
El contrabando no solo afecta la economía a través de la presión sobre las divisas, sino que también crea un mercado paralelo que evade regulaciones y controles estatales. En las fronteras con Brasil, la utilización de criptomonedas para la compra y venta de productos ilustra la sofisticación y adaptación de las actividades informales a las nuevas tecnologías. Este tipo de transacciones facilita el movimiento de dinero de manera transfronteriza, dificultando aún más la intervención de las autoridades.
Implicaciones para el desarrollo económico
La prevalencia de una economía subterránea tan extensa tiene implicaciones profundas para el desarrollo económico de Paraguay. La informalidad perpetúa un ciclo de exclusión y vulnerabilidad económica para una gran parte de la población, impidiendo que accedan a los beneficios del crecimiento económico formal. Además, al financiar actividades ilegales, la economía subterránea contribuye a la inseguridad y la inestabilidad social.
Desafíos y estrategias
Combatir la economía subterránea requiere una estrategia multifacética que aborde tanto las causas como las consecuencias. Esto incluye fortalecer las fronteras para reducir el contrabando, mejorar la inclusión financiera para ofrecer alternativas viables a la usura y reforzar los mecanismos de control y regulación para evitar el lavado de dinero y otras actividades ilícitas.
Además, es crucial mejorar las condiciones laborales y económicas para que las personas y empresas no se vean forzadas a operar en la informalidad. Programas de educación financiera, acceso a créditos formales con tasas razonables y políticas que fomenten la formalización de pequeñas y medianas empresas pueden contribuir significativamente a reducir la dependencia de la economía subterránea.