Christian Kennedy
Director de London Import
“La curiosidad mató al gato” o en su versión documentada más antigua “Care killed the cat” (Preocuparse mató al gato) de Ben Jonson en 1598, parecería querer disuadirnos de que no debemos preguntar mucho, o debemos indagar, no tenemos que buscar más. Esto quizás sea cierto en cosas triviales o no importantes en nuestra misión de vida, pero ¿aplica a todo? La respuesta para mi es un rotundo no.
Ese dicho popular que se repite hace siglos parecería evocar miedo para frenar la creatividad y el crecimiento más que para cuidarnos de algo. ¿O quizás el ego, temeroso de perder estatus o de algún daño físico es quien encuentra justificación racional en una frase así?
El camino para mi es que la curiosidad nos lleva a la creatividad y nos permite el crecimiento. ¿Acaso no es así que nos hemos elevado sobre hombros de gigantes, al tomar lo conocido y ver más allá con nuestra propia visión?
La curiosidad es esencial en nuestro desarrollo como niños (muy a pesar de que a los adultos tantas preguntas nos abruman, quizás por pensar que debemos tener todas las respuestas). Esa curiosidad nos lleva a explorar, a experimentar, a desarrollar nuestra creatividad.
La creatividad no tiene nada que ver con ser más inteligentes. Es una habilidad para jugar, con ideas y situaciones, no por algo en específico si no por el sólo hecho de hacerlo. De 100 ideas, si 3 son útiles ahora, no hemos fallado 97 veces, sino abierto puertas a posibilidades futuras. ¿Quién dice que a futuro esas otras no sumarán?
Desde Sócrates y su inquisición ética, pasando por la Revolución Científica con figuras como Galileo, Copérnico y Newton, hasta el moderno enfoque de liderazgo de Simon Sinek en “Start With Why”, la historia refleja una constante: la importancia de cuestionar y profundizar sobre los fundamentos para construir sobre ellos. Podemos notar que así se ha crecido siempre, con el pensamiento antiguo y contemporáneo, subrayando el valor de explorar los “por qué”, cuestionando y buscando entendimiento más profundo para construir bases más sólidas para techos más altos.
Entonces, ¿qué nos desvió o detiene en este camino tan claro en nuestra biología inicial y en la historia del ser humano? Quizás nuestros propios maestros, quienes muchas veces también están limitados. Como lo pone Adam Grant, reconocido psicólogo organizacional, “Mantener la curiosidad es esencial para el crecimiento. Los líderes curiosos son aquellos que están dispuestos a aprender.”
Mejores maestros, mejores alumnos. Eliminar el miedo a “fracasar”, gran limitante.
Pregunten más y acepten más preguntas que los desafían, no vean más preguntas como algo que los hace quedar mal, si no cómo una oportunidad de crecimiento para encontrar nuevos caminos creativos y poder crecer más allá.
“La curiosidad es más importante que el conocimiento” es la frase de Albert Einstein que nos recuerda sobre este proceso fundamental para la base del entendimiento y la innovación humana. Preguntar y explorar, más que sólo hechos e información.
¿Y vos, cómo te mantenes curioso, creativo y en crecimiento?