Desde pequeñas, las herederas, hacen sus primeras armas en las empresas de sus padres, imitando el buen ejemplo y la pasión por el trabajo.
Los rostros de Lara (8) y Valentina (6) resplandecieron de felicidad cuando se enteraron de que iban a visitar el laboratorio de Dutriec. Para ellas, estar en el lugar donde se elaboran todo tipo de medicamentos, que “curan al mundo de todos sus males”, significaba una maravillosa aventura.
Desde muy pequeñas aprendieron a amar el trabajo en la planta industrial, tanto como su padre, Juan Andrés Fernández, a quien acompañan en vacaciones o cuando tienen algún espacio libre en su rutina escolar.
Llenas de ilusión, vistiendo sus inmaculados guardapolvos, gorritos, cubre zapatos y munidas del ingenio que las caracteriza, pronto las niñas ingresaron a una de las salas donde según ellas “ocurría la magia” con pequeños frascos, “cargados de un polvito” que recorrían una cinta y que iban a parar a unas cajas, para luego ser distribuidas a los distintos puntos de venta.
Bajo la atenta mirada de Alana, la integrante más pequeña de la familia, de tan solo 8 meses, escuchaban la explicación que les daba su padre y claramente se notaba cómo fluía la comunicación entre ellos, como si se tratara de 3 grandes expertos conversando sobre principios activos generales, antibióticos betalactamicos y productos hormonales, todo en un lenguaje sencillo y práctico.
Educar con el ejemplo es una las tareas más desafiantes y que a la larga rinde frutos permanentes. Consciente de esta premisa, el director industrial afirmó que para“dejar una lección bien marcada en sus hijas, necesariamente debe pregonar con el ejemplo”.
En este sentido, dijo que para él es importante inculcarles desde temprana edad la pasión por el trabajo, el desarrollo de alguna actividad creativa, algo que puedan aplicar y que les sirva para contribuir a futuro con el desarrollo del país y del mundo. “Para ello, creo que son fundamentales la disciplina, el compromiso, la palabra y la honestidad”, puntualizó.
Cuando se le pregunta al director industrial cuál es su mayor sueño, él responde con gran convicción: “Formar una empresa con mis hijas y hacer que se apasionen con ese proyecto, que lo hagan suyo y triunfen en el mundo empresarial y profesional y, sobre todo, que contribuyan al desarrollo industrial y al crecimiento del Paraguay”.
Hoy día, en el laboratorio Dutriec trabajan unas 290 personas, pero según anticipó el directivo esta cifra se ampliará en el transcurso del año cuando esté operativa la ampliación de la planta de antibióticos betalactamicos, la cual destinará un sector exclusivo para los productos cefalosporinicos y también la nueva planta de productos liofilizados, proyectada para operar desde este 2024.
Contentas con el anuncio, las niñas mostraron entusiasmo, pues esto representaba un mayor aprendizaje. Y es que ellas, junto a los demás colaboradores, sentadas en unas sillitas, y guiadas por los supervisores, cuando visitan la planta, trabajan con los estuches, insertando prospectos y armando cajitas. “De esa manera, y viendo a los demás miembros del equipo hacer lo mismo que ellas, sienten que tienen las responsabilidades de los grandes, pues ayudan a que los medicamentos lleguen a la gente”, concluyó orgulloso.