Llegar a la meta no solo brinda la satisfacción del éxito sino observar el camino andado. ¡Cuántas veces habremos pensado que el logro representaría menos esfuerzo si una voz nos advertía sobre los hechos que vendrían y sus consecuencias! Compartimos el relato en primera persona de Claudio Laterza, gerente general de Basa.
Hace no mucho tiempo me tocó asumir el, hasta ahora, desafío más grande de mi carrera profesional: la gerencia general de un banco. En este breve lapso pude darme cuenta de que nada te prepara para asumir la responsabilidad de los resultados de una empresa ni mucho menos, del futuro de muchas personas que son parte de ella.
Ni bien asumís la posición, el día a día, la presión y las expectativas te dan un baño de realidad que te hacen apreciar a tu predecesor o, cuando menos, entenderlo, ya que desde las tribunas es muy difícil hacerlo. Este “curso intensivo” trae consigo aprendizajes, en mi caso, reciente- mente adquiridos y que, si bien modestos, quiero compartir para todas las personas que estén en una posición similar o buscando asumirla.
  • Rodeate de personas que “resuelvan problemas”: indudablemente el atributo más deseable y escaso es la capacidad de resolver problemas y hacerlo no es algo que se enseñe, es un don que se adquiere cometiendo errores, recuperándose y volviendo a probar. Esta capacidad no pasa solamente por tener la solución; muchas veces las personas, recurren a vos no para una respuesta sino por “seguridad”. Por esto, “resolver problemas” no solo implica experiencia y conocimientos sino, y aún en mayor medida, valentía.
  • Ya no sos parte de la orquesta: Una de las cosas que hay que entender de esta transición es que ya no es tu responsabilidad hacer, sino orientar y lograr que las cosas se hagan y como tal, lograr que la gente alcance sus objetivos. Tus logros no son otra cosa que la suma del esfuerzo y los logros colectivos de aquellos a quienes lideras. Cuidá a la gente, asegúrate de crear un ambiente propicio para que ellas se desarrollen y alcancen todo su potencial.
  • No podes darle el gusto a todos: ¨Si quieres dar el gusto a todo el mundo, no lideres, se heladero”. Tu trabajo ahora es liderar y eso implica tomar decisiones difíciles y elegir entre opciones. Elegí siempre la mejor, no importa quien te la traiga, aún si eso implica no dar el gusto a otros y tener que decir que no a muchos.
  • Empoderá y confiá: “Contrata gente mediocre para que haga lo que les dices o contrata gente idónea para hacer lo que ellas te digan”. Escuchá a la gente, nadie sabe más de lo que hacen que ellos mismos, no tengas miedo de preguntar o decir “no sé”; tu trabajo es sacar lo mejor de cada persona, es inspirar, no enseñarles a hacer su trabajo. Recordá que nadie es dueño de la verdad, ni siquiera uno mismo, pero cada uno tiene una parte de ella, así que escuchando a las personas podrás tener una visión acabada de ésta.
  • Aprendé a manejar la frustración: Las cosas nunca saldrán como las planeaste, no importa cuán buen estratega seas, así que otro “músculo” que debes ejercitar es el manejo de la frustración. Una oración reza.. “Dios dame paciencia para tolerar lo que no puedo cambiar, fuerza para cambiar lo que puedo y la sabiduría para distinguir entre ambos”. Elegí tus batallas y no tengas miedo de reconocer tus limitaciones, especialmente, la más escasa de todas, el tiempo. Aprende a priorizar aún cuando eso implique dejar ciertas cosas para mañana.
  • Si esperas aplausos, unite a un circo: Pero cuando puedas, aplaudí a los demás. Recordá que la mayoría de las personas trabajan por un sueldo pero se esfuerzan y sacrifican por aquel que los lidera. Haceles saber que su esfuerzo y sacrificio no pasan desapercibidos y recordá que, como “líder de la manada” los fracasos son tuyos, pero lo logros son del equipo.
  • Rodeate de personas que compartan tus valores: Cada persona es diferente; todos los defectos y las virtudes de cada una de las personas que te rodean enriquecen, pero no toleres la falta de valores; la falta de honestidad, de compromiso y por sobre todo la deslealtad. Recordá lo que dijo Dante: “el más oscuro círculo del infierno está reservado para aquellos que no asumen postura en tiempos de crisis moral”.
  • Finalmente y creo que el más importante de los consejos, buscá un contrapeso de confianza porque la cima es solitaria: Elegí a una persona que te escuche y no te juzgue, con quien puedas pensar, un cable a tierra. Esta persona no puede ser un jefe o subalterno ya que sus propios intereses entrarán en juego por más que tenga la mejor intención. Elegí un consejero en cuyos criterios y valores confíes y cuya capacidad admires. El camino va a ser largo y alguien con quien compartirlo marca la diferencia.