Gabriela Teasdale
Presidenta de la Fundación Transformación Paraguay
Hace algunos días me encontré con una amiga a quien no había visto en mucho tiempo. Recordamos juntas nuestra época de colegio y fue interesante hacer memoria de lo “simple” que era el mundo entonces. Teníamos vidas bastante sencillas y nuestras preocupaciones estaban basadas principalmente en las consecuencias de nuestras decisiones en cuanto a las responsabilidades que debíamos asumir, la carrera que marcaría nuestro futuro, el trabajo, las relaciones que en algún momento tenían que volverse más serias. Compartíamos los temores generados por la incertidumbre que acompañaba al cambio.
Muchas veces durante mi juventud escuché hablar a los adultos sobre el efecto de segundo orden, la idea de que cada acción que realizamos inicia una secuencia de acciones de causa y efecto que podemos o no ser capaces de predecir o conocer. Observo mucho a mi esposo cuando está metido en un juego de ajedrez, me gusta ver cómo al hacer un movimiento va teniendo en mente los cinco que podría proponer más adelante. Como profesional también me concentro en dónde estoy ahora y hacia dónde me llevará la próxima decisión. Trato de separar lo que sé de lo que creo saber para evaluar mis decisiones correctamente.
Una de las contribuciones importantes que podemos hacer desde el liderazgo es ayudar a otros a tener una perspectiva y encontrar la calma y simplicidad dentro del miedo y la complejidad. Después de revisar una situación y escuchar atentamente nuestras preocupaciones y miedos podemos considerar y visualizar los pasos o acciones que sabemos debemos dar. Podemos ayudar a otros a reconocer que los miedos “reales” no hacen que las sospechas sean “correctas”. Por eso, entender todo el contexto y reflexionar sobre lo que pasa dentro nuestro es vital para representar una de las funciones más cruciales que tiene el líder: mantener la calma en medio de la tormenta. Una vez en calma, podemos fijar rumbo con la mejor información disponible, adaptándonos a la situación con conciencia, sabiduría y paz.
Es importante seguir considerando las consecuencias de nuestras acciones y evaluar cuán precisos podrían ser los resultados, dejando de lado los miedos y confiando en nosotros mismos. Si junto a mi amiga mirásemos atrás, podríamos celebrar muchas victorias porque fuimos capaces de superarnos a nosotras mismas de adentro hacia afuera.
Ojalá que en este nuevo año tengamos la valentía suficiente para lograr aquello que nos proponemos venciendo pensamientos, creencias y esas situaciones que nos limitan constantemente a lograr la grandeza.