La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ha revelado un impactante balance anual, mostrando la disminución del poder adquisitivo en América Latina durante el 2023.
Altas tasas de interés, inflación y otras variables económicas propias de cada nación han influido en esta realidad, afectando el consumo privado.
En respuesta a esta situación, la mayoría de los gobiernos latinoamericanos decretaron incrementos en el salario mínimo antes del cierre del año. Brasil, Uruguay, Chile, Colombia y Ecuador son solo algunos ejemplos de países que han ajustado sus salarios mínimos para el 2024.
En Brasil, el nuevo salario mínimo alcanzará R$ 1.412 (USD 291), representando un aumento del 6,97%. En Uruguay, las autoridades han elevado el salario en un 5,5%, llegando a UYU$ 22.268 (USD 570).
En Chile hubo incrementos atípicos durante el 2023, después de la aprobación de una ley que busca llevar el salario mínimo hasta los CLP$ 500.000 (USD 567) de manera gradual. Se estima llegar a esa meta en julio de 2024.
Sin embargo, no todos los países han logrado acuerdos unánimes. En Colombia, no alcanzó un consenso, llevando al gobierno a decretar un aumento del 12%, situando el salario en COP$ 1.300.000 (USD 335).
México experimentó por segundo año consecutivo un incremento del 20% en su salario mínimo, alcanzando MXN$ 7.468 (USD 440). Costa Rica, con un aumento del 1,83%, mantiene el sueldo mínimo más alto de la región en CRC$ 358.609,50 (USD 687).
La incertidumbre reina en Honduras y Panamá, con negociaciones pendientes para determinar el aumento del salario mínimo. Mientras en Argentina, tras un aumento sustancial en 2023, el nuevo gobierno de Javier Milei no ha establecido aún un incremento para 2024, manteniendo el valor de diciembre como referencia inicial para el año.