El informe reciente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) revela que, aunque la pobreza en la región ha retrocedido a niveles similares a los previos a la pandemia en 2022, aún afecta significativamente al 29% de la población, lo que representa a 181 millones de personas.
Mientras la pobreza ha disminuido ligeramente, la desigualdad de ingresos continúa siendo un desafío crítico en América Latina. La brecha entre los estratos económicos más altos y bajos sigue siendo notable, con el decil superior percibiendo ingresos hasta 21 veces superiores al decil inferior.
Los datos señalan que, a pesar de que el patrimonio de los milmillonarios de la región ha alcanzado cifras astronómicas, llegando a US$453.000 millones en 2022, un aumento de US$4.600 millones respecto al año anterior y US$56.300 millones más que en 2019, la riqueza real en términos constantes ha experimentado una disminución del 6,5% en comparación con 2021 debido al impacto de la inflación.
Este incremento en la riqueza de los milmillonarios ha elevado su participación en la riqueza total de los países. Por ejemplo, en Brasil, representan el 6,4%, seguido por Chile con un 5,4% y Argentina con un 4,7%.
Sin embargo, la participación de este grupo selecto contrasta drásticamente con la situación de los estratos más bajos, donde la distribución de ingresos muestra desequilibrios alarmantes. En países como Colombia, el 44,5% de los ingresos totales está en manos del grupo más rico, mientras que el grupo menos favorecido apenas accede al 0,9%.
A pesar de los avances en la reducción de la desigualdad de ingresos en algunos países, la disparidad económica persiste, reflejando una realidad preocupante en la región. La reversión de la expansión del gasto social del gobierno central después de la pandemia plantea desafíos adicionales y podría agravar aún más esta situación.
Aunque se registraron mejoras en el índice de desigualdad de Gini en la mayoría de los países, la Cepal advierte que estos avances se dan en un contexto de desigualdad persistente y muy elevada.
El informe subraya la urgente necesidad de políticas integrales que aborden no solo la reducción de la pobreza, sino también la desigualdad de ingresos, con el objetivo de garantizar una distribución más equitativa de la riqueza en América Latina y el Caribe.