La molienda de oleaginosas acumulada hasta el mes de agosto del 2023 ya alcanzó 2.005.396 toneladas, lo que representa un incremento del 2,6% si se lo compara con el valor promedio para este periodo en los últimos tres años, aunque todavía está por debajo de lo que se consiguió entre el 2014 y el 2020.
El mes de agosto rompió una racha negativa de cuatro meses consecutivos con caída en el procesamiento, aunque las 283.757 toneladas de este mes se encuentran por debajo del promedio para este mes.
A pesar de la recuperación de la cosecha luego de la sequía del año pasado, la industrialización se mantiene por debajo de lo que cabría esperar, esta situación compleja se debe a la falta de una política industrial clara en el país, que permita a la industria aceitera nacional competir en igualdad de condiciones con las fábricas de otros países a la hora de adquirir materias primas agrícolas a las que se pueda agregar valor y aprovechar todos los beneficios que esta actividad genera, como la creación de más empleos formales y de calidad y la mejora de la actividad económica general.
Hasta el mes de agosto el procesamiento acumulado de soja llegó a 1.946.682 toneladas, una mejora de 14% en la comparación interanual, porcentaje todavía bastante por debajo del crecimiento conseguido en lo que se refiere a la producción de esta oleaginosa, que se duplicó con creces en esta campaña con relación a la anterior.
Con este volumen de molienda el aprovechamiento de la capacidad nominal alcanza el 62%, un punto porcentual por encima del registro con el que se cerró el mes pasado, pero 9 puntos porcentuales por debajo del promedio de los últimos tres años para el acumulado a agosto.
En los últimos cuatro meses del año se espera que la salida de soja en estado natural, con destino principalmente a las fábricas de Argentina, se mantenga con buen dinamismo y se acerque más a los niveles del 2021, por lo que la utilización de la capacidad industrial no se modificará en gran medida hasta el cierre del 2023.