Sembrar esperanza y empatía constituye una de las especialidades de Nathalia Ojeda, directora de ON Consultora y del Espacio de Ale, un centro que brinda oportunidades de desarrollo a personas con discapacidades múltiples y que apunta a insertarlos en la sociedad a través de talleres de participación activa.
La llegada de un niño trae consigo una nueva bendición. Esta es la historia de Nathalia Ojeda, licenciada en Ciencias de la Educación, especialista en Educación Inclusiva, Mgtr. en Educación y Doctoranda en Ciencias de la Educación, a quien el nacimiento de Alejandro, su primer hijo, le brindó la oportunidad de ver el mundo desde otra perspectiva.
“En el año 2005 nació Alejandro, mi primer y único hijo. Llegó mucho antes de lo planeado, con un pronóstico reservado, teniendo que él luchar por vivir durante tres meses y medio. Alejandro no ve, camina con ayuda, tiene resto auditivo y por lo tanto, dice algunas palabras. Pero su característica más importante es que él es una persona feliz. Todo lo que hace lo realiza con entusiasmo y se convierte así en un maestro de vida. El nacimiento de mi hijo, me enseñó un nuevo camino definiendo mi trayecto profesional”, relató.
Con esta nueva visión de la realidad y la experiencia adquirida en años de trayectoria pedagógica, Nathalia sintió que era momento de crear un espacio en el que pudiera poner en práctica sus conocimientos. Fue así que creó ON Consultora y el Espacio de Ale, ambos proyectos comprometidos con la búsqueda de soluciones de inclusión social, la oferta de servicios de orientación y acompañamiento a las familias de personas con discapacidad, formación continua, proyectos de innovación, investigación y evaluación, así como asesoramiento a empresas para la inclusión efectiva de personas con discapacidad.
Actualmente, en la consultora trabajan 6 personas: especialistas del área de psicología, inclusión, derecho, analista de sistemas, psicopedagogía e investigación y evaluación; en tanto que en el espacio de Ale cuentan con una docente, una especialista en inclusión, un docente de trabajo y tecnología, y un voluntario del cuarto año de la carrera de fisioterapia y kinesiología.
El espacio de Ale, pretende ser una alternativa educativa, recreativa y cultural, para niños, adolescentes, jóvenes y adultos con discapacidad múltiple y sordoceguera, que implementa la metodología de talleres de participación activa para poder cocrear con su entorno.
“A partir de este mes, las puertas de este espacio estarán abiertas a todas aquellas personas que precisen de asistencia. Se trabajará a través de talleres los días sábados en el turno mañana de 09:00 a 11:30, y en el turno tarde de 13:00 a 15:30; aplicando pedagogía terapéutica, con una entrevista inicial teniendo en cuenta los intereses, la edad, necesidades de la persona, además de los sueños o metas de la familia, para elaborar un plan de trabajo”, reveló Nathalia.
En cuanto al programa que se utilizarán, la especialista comentó que este contempla contenidos esenciales del currículo nacional, con el enfoque ecológico funcional, que les permite aplicar un Diseño Universal de Aprendizaje. “Nuestra metodología se basa en la comunicación, ya que consideramos que sin comunicación es difícil llegar a la cognición. Además trabajamos con los calendarios, este sistema de comunicación le brinda a la persona con discapacidad múltiple, la comprensión del antes, durante y después de una actividad, otorgándole seguridad y estabilidad temporal y espacial”, refirió.
Ahora la pregunta es ¿cómo se entera la familia de lo que hizo su hijo en el taller si no habla, no lee, no escribe, que son sistemas convencionales de comunicación? “Nosotros utilizamos el calendario (carpeta) que lleva a su casa, y el participante puede contar todo lo que hizo en el taller por medio de pictogramas”, manifestó.
La meta que se trazó Nathalia es clara: crear estrategias y acciones que contribuyan a seguir siendo un puente hacia la inclusión social. En este sentido, mencionó que buscará ampliar el Espacio de Ale para recibir a más personas con discapacidad y a sus familias, brindándoles orientaciones y apoyo, para que las familias se sientan acompañadas.
Por otra parte, anticipó que buscará sumar a padrinos que quieran abrazar la noble causa de ofrecer un respaldo económico a niños, jóvenes y adultos para que puedan asistir al Espacio de Ale.
“La empatía a veces es muy difícil de lograr (ponerse en el lugar del otro) sin embargo una empresa puede ser solidaria, y esa solidaridad lleva a la acción, creando un ambiente laboral de orgullo y optimismo entre todos sus empleados”, concluyó.
ALE PO, OBRAS DE AMOR
Los bolsos playeros que Alejandro pinta cuestan G. 120.000. Las ganancias que deja este negocio lo utilizan para modificar el Espacio de Ale que abrirá sus puertas al público este mes de setiembre.